La cita




Volvía al pueblo a ver a sus padres. Tanto tiempo fuera. Muchas llamadas, pero ninguna visita en todos estos años.
 No se lo podía creer, después de 20 años, ahí estaba, devuelta a su hogar, de vuelta al pueblo que le vió nacer. Había cogido el tren. No sabía exactamente porqué, pero le resultaba acogedor. El tren que tanta veces había  cogido siendo niño para ir desde el colegio hasta su pueblo, Anam Cara. Sentado en un asiento, pegado a la ventana, veía pasar ese maravilloso paisaje de bosques y grandes montañas hasta llegar al mar.
Santi miraba por la ventana cuando vió el reflejo de alguien que le miraba, se giró y vió a una niña de unos 14 años que le observaba. La niña llevaba una mochila del colegio y no le era del todo desconocida.
- ¿Querías algo?- Comenzó a decir Santi.- ¿Estas bien?
La niña miraba a Santi pero no decía nada, miraba hacia todas partes como buscando a alguien.
- ¿Estas buscando a alguien?
- Si señor. Había quedado con un amigo, pero no ha venido y nunca falla.
- Bueno, quizá no haya podido venir, o te esté esperando en otro vagón.
- No, no lo creo siempre venimos a este.
-¿ Quieres sentarte y esperarle?- Le dijo Santo señalando un asiento.
- Gracias. Si, creo que le esperaré.
-¿Como te llamas? Yo me llamo Santiago.- Le dijo mientras le tendía la mano.
- Santiago. Como mi amigo. Yo me llamo Marina.
- Que nombre más bonito.- ha su cabeza llegaron unos pequeños retazos de un recuerdo de niñez.
La niña se quedó mirando la mano de Santi y la agarró.
En ese momento algo ocurrió. Santi notó como un escalofrío recorría todo su cuerpo, desde la punta de los dedos de la mano hasta llegar a su cabeza y todo a su alrededor se desvaneció.

« Se encontraba en la salida del colegio después del entrenamiento de futbol. Salía corriendo para encontrarse con su amiga especial, así la llamaba porque no se atrevía a llamarla su novia. Ella le esperaba a la salida del colegio y cuando llegaba los dos se agarraban de la mano, sonreían y echaban a correr. Llegaban hasta un claro del bosque cercano donde se sentaban en el tronco de un árbol seco. Hablaban largas horas de lo que querían hacer y hacían planes de irse juntos.
Un día el se decidió y le besó. Fue un beso con los labios, un beso inocente, pero fue lo más bonito y maravillosos que habían experimentado. Se miraron durante unos segundos que les parecieron eternos. Se sonrieron y los siguientes besos dejaron de ser tan inocentes.
De repente Marina se dio cuenta que llegaba tarde a casa. Echaron a correr, no podia perder el tren, llegaría tarde a casa.
- Ven por aquí.- Dijo Santi.- Conozco un atajo, quizás lleguemos a tiempo.
Corrieron todo lo que pudieron por entre los arboles. Santi agarró de la mano a Marina para que se diera más prisa. Llegaron a una verja de hierro destinada para que la gente no accediera a  las vías del tren. Corrieron paralelos a ella hasta que llegaron auna abertura por la que se colaron.
- Corre, por ahí viene el tren.- Dijo Santi señalando hacia atrás.- sino corres no lo cogeremos.
Cruzaron las vías y saltón al anden.
- Jajaja.- Rieron los dos mientras se agachaban e intentaban respirar debido a la carrera.
- ¿ Mañana volveremos a vernos? - Pregunto Marina .
- Claro, lo estoy deseando, nos vemos mañana.- Dijo Santi mientras le lanzaba un beso con la mano.
Recuerdos de niño jugando al fútbol, todos decían que seria un gran futbolista, pero no sabe que pasó, un día , dejó de interesarle el fútbol, no recordaba muy bien porqué.

Al día siguiente mientras salía del instituto los amigos de Santo se le acercaron.
- santi, nos haces falta para el partido.
- No puedo ir tíos, he quedado.
- No nos hagas esto, Iban se ha lesionado y tu eres el mejor, no nos puedes fallar.'Es un partido importante y ha dicho el entrenador que o vienes o ya te puedes ir despidiendo de la temporada.
Santi no podía fallar al partido, pero al mismo tiempo no podía fallarle a Marina, aunque por otra parte podría estar con ella cuando quisiera, habría más días.


Marina  esperó durante mucho tiempo, hasta que vió que ya no vendría y perdería el tren, pero ahora sabia un atajo, así que esperó un poco más. Cuando no pudo esperar más , echó a correr por el camino que le había enseñado Santi. Cruzó el bosque,corrió por la verja, pero cuando intentó cruzar las vías y vió que el tren estaba muy cerca, un zapato se le quedó enganchado en las vías. Intentó sacar el pie tirando de él, pero no salía, quiso sacarse el zapato pero ya era demasiado tarde, el tren estaba muy cerca, el maquinista hizo lo que pudo, pero también fue demasiado tarde el tren se había tragado a Marina »
Santi despertó del trance, cuando miró hacia el asiento donde estaba Marina esta ya no estaba.
¡ Dios mio! Fue eso lo que ocurrió, ya no se acordaba de todo eso, su memoria había borrado el pasado y ahora sabia porqué.
¿Había sido un sueño? Nunca lo sabría, el fantasma de Marina y sus recuerdos le habían visitado por ultima vez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El mundo a mis pies.

Soy yo.

La eternidad en el bolsillo.