… Sigo el murmullo del río, que guía mis pasos, hace ya muchas lunas que salí de la aldea, hace ya muchas mareas que partieron los hombres y no han vuelto. El viento me habló, se alzó ante mí y me cantó, viejos poemas que hablaban de maleficios, de viejos males, de seres tan antiguos como el mundo, de entes que vivían antes de que le hombre fuera hombre, antes de que el sol calentara sobre la tierra. La noche se ha hecho eterna, se fue cuando traspasé la frontera y mis huesos ya sienten frío y la humedad se ha instalado en ellos. Hay seres que me acechan en la oscuridad, que se acercan mientras me hago la dormida, y me huelen, huelen el miedo y la soledad. Los oigo respirar. Rezo a los ancestros y les pido valor para seguir. Escucho los sonidos que la noche me trae. El fuego ya no abriga, se ha vuelto denso y pesado, la nieve se acerca y mi caballo ahora me sirve de sustento, para no morir de hambre, para darlo como ofrenda a los espíritus en esta noche que no acaba. He vis
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