Quimera
...Volvió a mirar hacia el exterior y entre la espesura del bosque le pareció ver unos ojos que la observaban, parecían más los de un animal que los de una persona. Quiso fijar la vista en esos puntos rojos, pero no paraban quietos, en realidad todo se movía. No le dio tiempo a levantarse y todo lo que había ingerido desde que llegó a casa salió con fuerza fuera de ella. Cayó de rodillas mientras vomitaba y en la posición de cuatro patas volvió a vomitar dos veces más. Cuando acabó se dejó caer de espaldas esforzándose en respirar, mientras se limpiaba la boca con el antebrazo y rompía a llorar. Se forzó a sí misma a levantarse. Cogió el móvil, abrió el WhatsApp y escribió: —«¿quién eres?»—. Esperó y tras unos segundos apareció el esperado: «en línea», y los dos check se tornaron azules, siguió esperando, pero no contestó. Dos segundos después señalaba la maldita hora de la última vez que se había conectado. Pensó que ya no iba a poder dormir esa noche. Así que se dedicó a