La fábrica de hielo, La Luna y la hoguera de San Juan.
Fue un gran año. Por entonces sonaba «The boxer», cantado por «Simon and Garfunkel». Vi la llegada del hombre a la luna, mientras mi madre planchaba y yo devoraba un bocata de chorizo de «plampona», así es como lo llamaba la Señora Eladia, todos coincidíamos en que era más complicado decirlo de esa forma. Una tienda cerca de mi casa regentaba por Eladia y su hermana, que tenían la vivienda encima de dicha tienda, y que si un día tenías una urgencia las llamabas y te atendían, siempre con una sonrisa. Llegaba del colegio y si en casa no había nadie, bajaba a La Eladia, y le pedía que me hiciera un bocata, luego, ya pasaría mi madre a pagarpagar. (Ahora hay una tienda de móviles regentada por pakistaníes). En el barrio convivían ultramarinos, carnicerías, pescaderías y hasta la fábrica de hielo. A mí me daba miedo ver cómo pasaban los grandes bloques de hielo junto a mí cuando acudía a comprar. Además del insoportable olor a amoniaco. El vendedor los atrapaba con unos garfi