… Y se deshace de ella, como se deshace de todo. Igual que del pecado, ignorándolo, apartándose; se cree, se engaña y una y otra vez cae en esa mentira, una y otra vez incide en la oscuridad de su mente, igual que uno insiste en esa herida de la boca, que escuece, pero no puedes dejar de hurgar con la lengua, piensas que hay algo malo en ella, pero aun así no haces nada, hasta que ya es demasiado tarde. Las mentiras las disfraza de amor a Dios, igual que sus pecados, que solo los ve cuando ya ha sucedido, pero que una vez que los tapa y los esconde, igual que uno escondería el polvo que ha barrido, debajo de la alfombra, ese pecado desaparece de su mente y culpa a los demás de ello, y escapa haciendo el bien, creando una red de mentiras que los demás pueden ver, ayudando a los necesitados, en ocasiones. Pero la mentira solo engaña al que la costruye; la mentira está en todas partes, el mundo se ha construido sobre ella y sus cimientos son tan frágiles que se derrumban cada
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