No te olvidaré

 Las lágrimas recorrían las mejillas de Usua, la cabeza agachada dejando que la sombra en la esquina del bar le ocultase. Una lágrima calló sobre el café ya frío.
- Que quieres Leo ¿No puedes dejarme en paz? Ya me has hecho suficiente daño. Ahora déjame por favor -No se molestó en levantar la cabeza-
- ¿Crees que para mi es fácil? Tan sólo pretendo ayudarte a llevar esto. Tienes que pasar página. Una nueva vida se abre ante ti
- ¿Y para eso has venido? Te lo podías haber ahorrado. Yo estoy bien aquí con mis penas, tu decidiste dejarme, ahora el problema es mío.
- Yo nunca quise dejarte, fueron las circunstancias. La vida nos llevó por situaciones y escenarios que nunca hubiéramos imaginado, jamás pensamos que  algo así pudiera suceder.
- Tu tenías elección, siempre tenemos elección.
- Exacto, y por mucho que te pese ahora, la que tomé fue la correcta.
- Pues entonces no hay más que hablar, ¡ya te puedes ir!
- Estaré por aquí hasta que tú quieras Usua, nada ha cambiado te sigo amando.
Usua se levantó sin tomarse su café y sin mirar para atrás, su llanto iba en aumento y ya no le importaba que la vieran. Salió a la calle y dejó que el viento y la lluvia azotaran su cara, corrió hasta que se agotó y su llanto no le dejó respirar. Qué había ocurrido, porqué a ella, le odiaba por lo que había hecho. No, le amaba, le amaba con locura, como jamás pensó que se podía amar a nadie.
Fue un amor espontáneo, un amor de esos que empiezan como empiezan todas las   historias de amor.


"Un verano mientras corría por la playa el perro de Leo se soltó de la correa y yo me asusté tanto que caí a la arena mojada, el perro saltó y su único peligro era los lametazos en la cara, Leo corrió y al ver mi cara al intentar que no me lamiera, en lugar de pararle, se echó a reír. Tanto, que calló de rodillas en la arena y yo enfadada al verle reír me levanté, pero no pude reñirle, la imagen era graciosa, él de rodillas riendo a carcajada limpia y el perro a su lado sacándome la lengua, me eché a reír yo también. Los dos riéndonos y sin poder parar, el perro se volvió a echar encima de mí. Después de eso empezamos a hablar y pronto llegó el amor.
Pero eso fue hace tres años. Estábamos preparando todo para irnos a vivir juntos hace un mes.
Salíamos de nuestra casa, habíamos estado pintando el que iba a ser nuestro cuarto. Era media noche cuando oímos algo, unos gritos. Salimos corriendo y vemos  a un hombre que está pegando una paliza a su mujer. Le grito, pero no para de golpearle. Leo va hacia él y le increpa. Éste se vuelve y saca un enorme cuchillo. Grito a Leo que no se acerque, pero no me hace caso. El hombre lanza una serie de ataques y Leo los repele, se pelean. El agresor cae encima de Leo. Se levanta, grito y escapa corriendo. Corro junto a Leo y veo que está sangrando.
Fueron días de angustia y noches sin dormir. No me despegaba de su lado en ningún momento. Le hablaba continuamente y yo imaginaba sus respuestas. Llegó el momento que creía oírle de verdad, tanto que tenía largas conversaciones con él. Murió dos semanas más tarde y no sé si me he vuelto loca, pero continúo conversando con él".

- Leo.
- Dime cariño.
- ¿Estas aquí conmigo o eres producto de mi imaginación?.
- Eso es algo que sólo tú sabes. Creo que existo, lo que no sé es cómo ni dónde. La gente muere dos veces, una físicamente y la otra cuando tus seres queridos te olvidan.
- Yo nunca te olvidaré.
- Lo sé mi vida, pero puedes seguir haciendo tu vida sin que yo esté presente en todo lo que haces. Ha pasado un mes, creo que va siendo hora de que me marche.
- ¿Cuando esté mal y necesite hablar podré contar contigo?
- Claro, pero prefiero que lo hagas con vivos.
- Hasta pronto mi vida.
- Hasta ahora mi amor.

Amor, no sé si podré vivir sin ti, siento un gran vacío y te echo tanto de menos. TE AMO

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