Diverso
Recorría la polvorienta carretera en su vieja Harley, no había visto un solo vehículo ni de dos ni de cuatro ruedas, durante la hora y pico que llevaba rodando por la comarcal, tan sólo un tractor trabajando en el campo y un ciclista en dirección contraria. Quería parar a descansar, tomar una cerveza bien fría y orinar, pero ni un triste bar de carretera había visto en todo el camino y pronto tendría que repostar también. El calor era insoportable y se había obligado a ponerse un pañuelo en la boca para no tragar el polvo del camino. Según avanzaba, el polvo iba tragándose la carretera y apenas ya se podía distinguir el asfalto. Estuvo a punto de darse la vuelta cuando vio a lo lejos lo que parecía ser un bar de carretera y una gasolinera.
- Bueno, nos acercaremos a ver y si tenemos suerte y está abierto.
En el aparcamiento del local había varios vehículos estacionados y alguno parecía llevar mucho tiempo ahí, a juzgar por el polvo acumulado. Aparcó la moto entre dos camionetas y se dirigió al interior de la cafetería. Los cristales estaban tan sucios que apenas se adivinaba a ver el interior del local.
- Buenos días -Dijo al entrar, aunque sin estar convencido que alguien contestara y así fue, todos miraron con desgana al desconocido que entraba y continuaron con lo suyo. Una mujer muy mayor ojeaba una revista mientras se tomaba un café, un hombre de mediana edad leía el diario y saboreaba una cerveza, una pareja de novios acaramelados se besaban mientras él le tocaba el culo y un matrimonio con su hija de unos ocho años desayunaban.
El camarero, al que le faltaba el ojo derecho, le miraba sin decir nada. Se acercó a la barra. Esperó a que preguntara, pero al no hacerlo fue él, el que habló.
- Una cerveza fría ¿Me puede decir dónde están los lavabos? -No dijo nada, con el dedo le señaló que estaban a su derecha. Le pagó la cerveza y se dirigió a los baños a lavarse la cara, tuvo que limpiar el espejo del baño para verse bien, orinó y volvió a lavarse las manos.
- Dios mío, en que antro nos hemos metido -Le habló al espejo.
Escuchó como llegaba un coche derrapando. Un perro comenzó a ladrar. Al salir de los servicios se llevó la sorpresa de un atraco. Todos estaban con los brazos en alto y el atracador al verle se sorprendió tanto como él.
- Levanta las manos hijo de puta.
No las levantó, solo pensaba en beber la cerveza que estaba en la barra al lado del atracador.
- Por favor necesitamos beber.
- ¿Necesitáis? Será necesitas -Levantó la jarra y le pegó un trago muy largo- Lo siento, yo también tengo sed.
- Ponme otra.
- No le pongas una mierda y siéntate.
- Ya estoy viejo para ésto, pero te lo repetiré otra vez. Necesitamos beber, así que no me lo pongas más difícil chaval. Además ¿que piensas que vas encontrar en este antro?, mira a tu alrededor, aquí sólo hay polvo.
- Cállate viejo o te pego un tiro.
- Yo soy viejo ya y no te tengo miedo. ¿Sabes? No tengo nada que perder y me quedan dos telediarios, me muero chaval y si me pegas un tiro me harías un favor, pero para ti sería peor ¿Sabes que condena te caería por matarme?
- Pues si a ti no te importa morir a ésta niña sí -Agarró a la niña y le puso el arma en la sien-
- Está bien me siento, deja a la niña.
- ¡No me digas lo que tengo que hacer viejo! -No soltó a la niña y encañonó al barman- Dame todo lo que tengas en la caja.
El barman le dio cien euros y las monedas que tenía.
- ¿Ésta mierda? ¿Te crees que soy tonto? Dame lo que tengas en la caja que tienes ahí dentro y cuidado que te vigilo y si haces algo raro le pego un tiro a ésta preciosa niña.
Los padres intentaban calmar a la niña que no paraba de llorar y le pedían por favor que no le hiciera daño.
- Si nadie hace ninguna tontería no pasará nada, depende de ustedes que ésta niña viva o muera.
El chaval que estaba con la novia intentaba mandar un mensaje con el móvil sin sacar el teléfono del bolsillo.
- Chaval, he dicho nadie y también va por ti, además ¿no te das cuenta que estamos en el puto infierno y no hay cobertura? Dadme todos el móvil por si acaso -Fué recogiendo los teléfonos de todos hasta que llegó a Rafael.
- No tengo móvil, no me hace falta, no tengo a quién llamar, ni nadie que me llame. Lo único que queremos es beber.
- Está bien viejo, por que coño hablas cómo si fueras más de uno ¿No tendrás a nadie en el baño verdad?
- No, pero tú sí y se está empezando a poner nervioso. Mira creo que te la va a jugar.
En ese momento, el compañero de atraco aceleraba el coche y huía a toda velocidad levantando una gran polvareda al derrapar.
- ¡Pero será hijo de puta!
- No, hijo de puta no, viene la policía.
- ¿Quien cojones ha llamado? ¿Has sido tú? -Dijo señalando al barman-
- No, yo no he llamado, vienen todos los días a tomar su café.
- Me cago en la puta. Cierra la puta puerta del bar.
El camarero hizo lo que le mandaba.
- Venga, todos dentro del baño, que no nos vean -Uno a uno se fueron metiendo-
- Bien hecho vaquero -Dijo sarcásticamente Rafael -¿No ves que el parquing ahí fuera está lleno de vehículos?
- ¡Cállate!
- Cuanto crees que tardaran en avisar a comisaría y estar rodeados de toda la policía del país.
- Dejame pensar -No hacía más que dar vueltas pensando cómo solucionarlo-
- Un lugar como éste seguro que tiene una puerta trasera vaquero ¿No es así? -Dijo Rafael mirando al barman. Éste asintió-
- Ya, y cómo quieres que salga, en cuanto ponga un pie fuera me cazan.
- Seguro que si lo haces ahora lo logras, aún estarán pensando que es lo que estará pasando aquí dentro y si me llevas a mí de rehén no se atreverán a hacer nada.
- ¿Y porqué a ti y no a la niña?.
- Piensa vaquero. Si por casualidad te saliera mal ¿cómo crees que reaccionaran ante un secuestrador de niñas? ¿Y la opinión pública? Se te comerán. En cambio con un viejo, no es lo mismo.
- Veo que sabes mucho del asunto. Está bien, tú lo has querido.
Abrieron un poco la puerta y vieron que estaban los dos policías hablando por la emisora del coche patrulla.
- Ahora o nunca vaquero.
Salieron los dos agachados y salieron por la puerta trasera atravesando la cocina, no sin antes cerrar el baño poniendo una mesa del comedor.
Comenzaron a correr por el desierto.
- No corras tanto vaquero que me ahogo, estoy enfermo, te he dicho que me muero. Mira -Se abrió la cazadora y la camisa, y enseñó una herida de bala que aún sangraba a pesar de tener hecha una cura-
- ¿Que coño es eso? ¿Te han disparado?
- Sí, nos persigue media policía. Por asesinato.
- Pero... ¿Por qué coño hablas en plural?
- Habrás oído hablar de mí. Me llaman Diverso.
- ¡¿Tú?! Pero... Por qué ayudas a esa gente y te dejas secuestrar por mí.
- Mira -Dijo Rafael mirando al horizonte- Un helicóptero se acercaba -Ahí vienen a por mí ¿Sabes? Me muero y antes de morir quiero hacer algo bueno por alguien y porque te ha tocado, soy el único personaje dentro de ésta cabeza que le da por hacer el bien -Con un rápido movimiento, agarró el arma del atracador, le derribó de una patada en el pecho y disparó al helicóptero sin intención de darle.
Se escuchó una ráfaga desde el helicóptero.
- Vaquero -Dijo Rafael moribundo.- Estamos jodidos. -No hubo respuesta.
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