Retazos ( II)




  Fuerte como un doble latido fue un sueño viviendo lento, atrapando cada momento, surcando el mar con su elegancia, recuerdo el Viento en mi pelo cuando el mar, el barco, el aire y yo eramos uno, sintiendo esas caricias del viento en el océano, rozando y alcanzando el cielo con los labios para así saciar mi sed de aventuras. Naufragando en sus manos me encontré sin remedio en ella me perdí, recorriendo el mapa de su cuerpo, siendo música de agua, sonrisa eterna en la que perderse, escuchando su eterno son al romperse. Desperté los sentidos en mi lucha contra el viento, en la madrugada me perdí en sus pensamientos, siendo furia y calma, sereno y tormenta, brillando siempre en mis ojos cual relampago. Recorrí cada palmo de su alma con mis lamentos.
Sintiendo la bruma  que de nuestro mar llega calmada, lenta, pero inexorable alcanzando nuestro mundo, cubriéndonos. Que pase el otoño y se lleve las hojas, que arrastre nuestras almas impías, que el invierno nos acoja, que nos de cobijo en su frío manto y esas nubes negras no sean más que un mal presagio y tras el, un dulce despertar de cuerpos y almas, tras el invierno abramos corazones, sintiendo el aroma que de este nuestro mar llega, sintiendo el peso de esa brisa salada, de ese sol que nos embriaga. Amanecer de primaveras en nuestros corazones. Rompiendo las puertas de nuestro despertar. Rasgando el abrigo para albergar esa brisa esperada de este mar nuestro. Ya llega nuestro despertar en este verano, el sol, dulce sol que saluda hoy resucitamos.

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