El mundo bajo mis pies





La primavera llegaba a su fin y la luna menguante rasgaba la cálida noche obligándonos a observarla,  forzándonos a continuar admirando la imagen. Nos liberaba de la pesada carga que supone un pasado que arrastramos, ya cansados. Temblaron a nuestro paso ciudades y reinos, que desnudos de almas albergan cuerpos que mueren, agonizantes almas que intentan vivir entre gritos que rompen la noche, arrastrándose hombre y bestias, al silencio, al olvido. No importa la distancia, no importa si abrazar puedes y con las manos acoges el reino de los elegidos. Hemos recorrido los senderos de fábulas y sueños. Hemos caminado arrastrados por el viento.
Siguiendo la estela de esa luna que en silencio, guía a príncipes y mendigos, soldados y poetas, que desnudos se presentan.
Profunda es la cicatriz que en la tierra dejan, pero tras el viento de primavera, la luna plateada deja su huella.
Y ahora, cuando el mundo se postraba a nuestros pies, cuando la luna caminaba a nuestra espalda. Ahora que el sol iluminaba todo nuestro reino. Ahora que eramos amos y señores de nuestro imperio. Ahora me besas, sin saber que eso... Lo cambia todo.

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