Tiempo de decisiones

 El otoño estaba llegando a su fin, y con el todo tipo de esperanza. Iñaki asomado a la ventana miraba la lluvia de un invierno que se presentaba temprano y duro, el viento soplaba del norte con fuertes rachas y la lluvia chocaba contra el cristal con fuerza. Ahora más que nunca deseaba que no parase, que la estación invernal llegase con más ímpetu que nunca y que María no pudiera tomar ese autobús, dicen que si amas a alguien tienes que dejarlo ir, que absurdo, si amas a alguien tienes que ser egoísta y hacer lo imposible para que no se marche. Pero al contrario de lo que él deseaba, el tiempo mejoró y el viento norte y la lluvia dejó paso al viento sur y eso para Iñaki era sinónimo de dolor de cabeza y mal humor.
  El autobús llegó puntual. María estaba preciosa, con sus blue Jeans, sus playeras blancas y su anorak rojo, lucía una coleta que recogía su rubio cabello. Miró hacia la ventana y vio a Iñaki, se detuvo durante unos segundos como implorando que no le dejara marchar, sus miradas se cruzaron y con sus lágrimas lo dijeron todo.
- Hijo ¿no vas a bajar a despedirte de ella?
Iñaki no respondió, continuó mirándola  hasta que el autobús se perdió de vista en la esquina de la calle. Entonces el corazón pareció salirse del pecho y corrió todo lo que pudo para alcanzar el bus, pero ya era tarde, ya no había vuelta atrás.
- ¿Por que te has ido?

- ¿Por que me has dejado ir?
- siempre es triste cuando uno se aleja de los que quiere.- Decía su vecina de asiento.- Una jamás se llega a acostumbrar.
- Me imagino, pero yo nunca debí coger este autobús.
- siempre deseamos lo que no tenemos y hacemos lo que no debemos, o eso es lo que creemos cuando tomamos una difícil decisión.
- Perdone que le diga, pero usted no sabe nada.
- No, es verdad no se nada, solo soy una vieja que ha visto como su vida se esfumaba sin darse apenas cuenta, pero que no se arrepiente de nada de lo que hizo ¿Que tome malas decisiones? Puede que si, pero no me arrepiento de haberlas tomado.
- Pues yo ya me estoy  arrepintiendo de haber cogido este autobús.
- Dime, que hubiera pasado si no lo hubieras cogido.
- Seguiría con mi  novio y mi vida. No era una gran vida, pero no me faltaba de nada. Ojalá no hubiese subido nunca.
- Crees que sería mejor eh. Mirame a los ojos niña.- María la miró y vio que tenia unos ojos negros como jamás había visto antes, no eran exactamente negros eran prácticamente agujeros negros, parecían sacados de una película te terror, daban miedo.
Apartó la vista rápidamente y sin pensarlo agarró la maleta de mano que llevaba en el compartimento de encima suyo y corrió hacia el conductor.
- ¡Pare! ¡PARE!- Gritó al chófer.- ¡Pare el bus ahora mismo! No quiero irme, no quiero acabar como esa loca chiflada.
El chófer paró y entregó la maleta a María.- Sepa que aquí no hay parada.
- No importa haré una llamada y me vendrán a buscar.- Miró hacia su asiento y vio a la mujer que le miraba sonriente y le apuntaba con su huesudo dedo.
Observó como el autobús se alejaba y con él su oportunidad de cambiar de vida para siempre, en ese momento comenzaba a arrepentirse de no seguir en el, pero decidió no pensar, sacó el móvil de su bolsillo y llamó a Iñaki.
- Hola Cariño.- Decía al otro lado de la linea Iñaki.- Perdona por no haberme despedido de ti.
- Eso da igual ahora, no me voy, estoy a diez minutos de casa, ven a recogerme por favor.
La vuelta fue extraña, no se dijeron ni una palabra y cuando Iñaki la dejó en la puerta de casa se despidieron con un beso en la mejilla.
- Me alegro que no te hayas ido.
- Pues yo no estoy tan segura de haber hecho lo correcto.
- Y entonces ¿Por que lo has hecho?- María no dijo nada se limito a encoger los hombros y le dio un beso.
- Ahora no tengo ganas de hablar, quizás mañana te llame y hablemos ¿Vale?
- No, no vale ¿ Te marchas de mi vida sin más y ahora vuelves como si nada?
- Mira Iñaki no tengo ganas de discutir.
- Sube un momento.- Le dijo Iñaki agarrándole del brazo.
- Me haces daño suéltame.- La empujó contra el coche y le agarró con fuerza por los hombros.- Tú no te vuelves a ir de mi vida, de eso me encargo yo.
María corrió a casa donde su madre la esperaba.
- ¿Que ha pasado cariño?
- Nada mama, he vuelto a casa.


El tiempo en Anam Cara transcurre sin prisa, parece detenerse con cada estación, hay pocas cosas que hacer en invierno, los lugares de ocio se reducen a un bar y la biblioteca, donde los libros tienen más polvo que gente que los lea. María, después del "incidente" con Iñaki, se dedicó a pasear sola o con su madre y a frecuentar la biblioteca. Cuando el invierno llegó con toda su fuerza, sus únicos paseos eran a la tienda y la biblioteca, donde pasaba toda la tarde, una de esas tardes se cruzó con Iñaki y los sentimientos volvieron a aflorar, los dos se pidieron disculpas y decidieron volver a empezar.
- ¿Sabes?- Le dijo María.- Cuando acabe el invierno me marcharé, si quieres puedes venir conmigo. Empezaremos una nueva vida fuera de este pueblo. Me ahogo aquí.
- Sabes que no puedo irme, mis padres me necesitan, quédate.- Le cogía de la mano casi rogándole.
- Lo siento, pero no. No les haces falta a tus padres, eres tú quien no sabe vivir sin ellos.
Alzó la vista y sus ojos reflejaban rabia,  sus manos apretaron con fuerza la de María y está gritaba y pedía que le soltara.
- Tu no tienes ni idea.- Cada vez apretaba más fuerte.- No te marcharas antes te mato.
Golpeó con fuerza a María que calló al suelo, su cabeza golpeó contra el bordillo y todo parecía desvanecerse, intentó levantarse e Iñaki le golpeó con más fuerza, sangraba por el labio, miró hacia él y lo último que recordó antes de despertar en el hospital fue la bota de Iñaki acercarse a su cara.

- Hola María, soy el doctor Alejandro Hernando, has sufrido serias lesiones, no podrás volver a caminar y has perdido el ojo derecho ¿Te acuerdas de algo?- María dijo si con la cabeza.- Has estado en coma mucho tiempo y no sabemos que repercusión tendrá en tu cerebro, debemos hacerte un escáner para descartar posibles lesiones que no veamos.
María no dejaba de buscar a su madre y preguntó.
- ¿Han avisado a mi madre?
- Ahora no te preocupes por eso, tienes que recuperarte y luego ya hablaremos.
- Como que ya hablaremos, no soy tonta, se que pasa algo, dígame que pasa.
- Ha sufrido un infarto a causa de tu accidente.
Pocos días después su madre fallecía y con ella lo poco que quedaba de María, se negaba a levantarse de la cama, no comía y su único deseo era morirse.
- María tienes que rehacer tu vida.
- ¿Mi vida? Que vida, esto no lo es. Cada día me arrepiento de haberme bajado de ese autobús. "MALDIGO ESE DÍA, OJALÁ NUNCA HUBIESE OCURRIDO"- Gritó con todas su fuerzas.


- Oiga, decídase.- Le decía el chófer del autobús a María.- Se baja o no. nos está haciendo perder el tiempo.
María no lo podía entender, que había pasado ¿se había quedado dormida y había tenido un mal sueño? Miró hacia su asiento y la mujer ya no estaba.
- Lo siento, creo que me quedo.

- Perdone.- Le decía a la mujer que se sentaba detrás.- Y la mujer que se sentaba conmigo ¿Sabe donde ha ido?
- ¿Que mujer? Usted viaja sola en el asiento.

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