Su imagen en mi retina


Su vestido parecía una alfombra de verde hierba acariciando flores e insectos que a su paso volaban para posarse sobre él.
Un único árbol era la única sombra en la extensa campiña, y es ahí donde bajo su cobijo la mujer desapareció.
Esa imagen me acompañó durante todo el trayecto en el viejo tren, me gusta viajar en esos trenes que recorren despacio paisajes y andenes, y parecen devolvernos a los tiempos en el que esa era la forma más rápida para atravesar grandes distancias, pero ahora tenía prisa, prisa por dibujar esa bella imagen y que mis retinas no la olvidaran.
Cuando llegué a casa lo primero que hice fue ir corriendo a mi cuarto de estudio e intentar dibujar a la mujer dentro de la postal.
Hice mil y un bocetos, pero ninguno era como lo recordaba. Me maldije por no haber sacado una foto en ese momento, yo que renegaba de la tecnología y huía de las fotos digitales y menos con el móvil, ahora entendía de su importancia.
Tras pasar toda la noche y la mañana siguiente trabajando en la imagen me quedé dormido, y soñé con ella, al despertar quise dibujarla. No era posible. Fui al baño, me lavé la cara y al acercarme al espejo vi algo que me llamó la atención.
En mis ojos se había quedado la imagen, como si se tratara de un negativo. Me acerqué más y ella me miró.
Pensé que era producto de mi cansancio, que mi mente y mis ojos me engañaban. Volví a acercarme y la imagen seguía ahí.
Volví al estudio, cogí el lienzo y las pinturas y lo trasladé al baño.
fui pintando el cuadro mirando mis ojos, pero la imagen cambia y la mujer se mueve, a cada trazo tengo que volver a empezar.
Ha transcurrido mucho tiempo, ya no recuerdo cuando empezó todo esto, ya dejé de dormir para no perder el tiempo, me estoy volviendo loco y lo que es peor, creo que pronto me quedaré ciego, debo terminar la obra antes de que eso ocurra.
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