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Mostrando entradas de mayo, 2020

Cyaram Mèin. El soldado sin alma. (IX y último).

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El hijo de Apolonio llamó al resto de hombres dentro del castro, para ayudar a sus hombres en el campo de batalla. Los arqueros se prepararon para el ataque que les llegaba. Los soldados ya no eran conscientes de por dónde eran atacados, ni unos ni otros, todo era un caos. La lluvia, el barro, la sangre y el miedo les impedía saber la realidad. Tan sólo los más adiestrados eran capaces de discernir si amigo o enemigo. Eòghan se movía con soltura, pegado a él, Maol, Crewe y Cromwell. Cuatro soldados de gran envergadura que golpeaban y cortaban extremidades, pues los escudos y las corazas de los Romanos eran fuertes y tenían que atacar donde estaban descubiertos. Los Celtas no tenían ropa y sus escudos no eran tan duros, pero eso les hacía más rápidos en el combate. Cortaban y seccionaban con rapidez y la sangre y vísceras se hacían sus aliadas. Los legionarios no podían hacer gran cosa y se defendían como podían, pero llegó la ayuda desde el castro y de pronto una lluvia d

Cyaram Mèin. El soldado sin alma. (VIII).

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Todos estaban en sus puestos. Los soldados Romanos en perfecta formación tortuga, esperando al ataque enemigo. Apolonio, desde la muralla, instruía a sus hombres, mientras se vestía para la batalla. No llegaban noticias desde Roma y ya no podía esperar más. El enemigo se acercaba y, la maldita lluvia, de nuevo. —¡Arqueros! ¡Preparaos! —Los arcos se tensaron—. ¡Lanceros! ¡No dejéis que se acerquen! —Apolonio subió a su fiel caballo—. ¡Caballería! ¡A mi orden, atacad! En la lejanía un numeroso grupo de Celtas se reunía en lo alto de una loma, con Cyaram a la cabeza. El gigante lo parecía más encima de su carruaje tirado por dos caballos, que iban adornados con las cabezas decapitadas de sus víctimas, para asustar a los Romanos y como ofrenda a su diosa, Tuatha De Danann. Junto a él, Otra diosa a ojos de todos, Dior. Su melena roja la confería un aspecto más fiero. Ambos llevaban lanzas y espadas. Cyaram se sujetaba atado a un poste, cosa que no veían, porque lo tapaban sus ropaj

cyaram Mèin. El soldado sin alma. VII

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Los soldados romanos temían a "los salvajes", así llamaban a los clanes Celtas, pero ellos así mismos se denominaban por el nombre de donde procedían. Los últimos clanes que aún quedaban eran los "Astures". éstos eran mucho más altos que los Romanos y cuando entraban en batalla lo hacían semidesnudos, gritando como posesos y pintándose el cuerpo y la cara. Blandían sus espadas por encima de sus cabezas. Mientras que los Romanos eran disciplinados y bien preparados para el combate en grupo. Una máquina perfecta para la guerra, pero para lo que no estaban preparados era para las guerrillas, y en eso los Astures eran especialistas. No tenían adónde ir. Habían perdido todas las tierras y todos los caminos y montes estaban rodeados por legiones de Roma. Los Romanos estaban ganando la guerra contra los Celtas, tan sólo un pequeño grupo sobrevivía en el norte de España y Julio Cesar montó un campamento de legionarios en lo que hoy se denomina León, precisamente por

Cyaram Mèin. El soldado sin alma. (VI).

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Mientras, los asesinos Pretorianos, con un grupo importante de soldados, arrasaban las aldeas a las que llegaban. Los pobres campesinos no tenían ninguna posibilidad, hasta que llegaron a Pendía. En el poblado vivían numerosas familias. Habían escuchado que unos soldados se dirigían hacia ellos y se prepararon. Entre el grupo estaba Cromwell. Un antiguo soldado Celta. Se reunieron antes de su llegada en la plaza. —Sólo tenemos una posibilidad —les animaba a hombre y mujeres—. Ellos son superiores a nosotros y poseen mejores armas, pero no esperan que les hagamos frente. Atacaremos  sin previo aviso, cuando yo os diga, y en cuanto os vuelva a dar aviso, nos retiraremos. No os puedo prometer la victoria, pero si no atacamos nos matarán igualmente. Coged cualquier cosa que pueda servir de arma, los que no la tengáis —así se hicieron con azadas, palos que convirtieron en lanzas, hachas y horcas. Cuando los soldados llegaron vieron a un grupo de ancianos atemorizados que los esperaba