Sin despedidas.
Es esa sensación de cuando pasas por un lugar donde tienes ese recuerdo. Más que un recuerdo sientes como todo a tu alrededor cambia y regresas al día en que todo sucedió o a la edad donde todo pasó. Porque más que recordar, regresas, das un salto al pasado. Notas que todo lo que te rodea se transforma y es tal y como lo recordabas. Por un segundo, por una décima de segundo, por una milmillonésima de segundo, vuelves a ese día, a esa sensación. Un segundo después intentas desplazarte de nuevo, pero no puedes, y si lo haces el viaje es más corto, y cada vez que lo intentas la sensación se va recortando, hasta que ya no te es posible hacerlo. Y eso te frustra. Creo, que no se recuerda, que se viaja al pasado por un segundo. Es ahí, en esa esquina, donde los recuerdos se vuelven sensaciones, donde la realidad es otra, es ahí, donde viví esa despedida de la que nunca me deshice, la despedida que nunca hice y que nunca me abandonó. El tiempo se detuvo en ese instante, ese moment