… Lima, al contrario que la mayoría de sus compañeras, después del espectáculo, se quedaba en el club para beber unos tragos, decía ella. Necesitaba relajarse un poco antes de volver a casa. Se dejaba ver en la esquina de la barra, donde la luz apenas rozaba su cara e intentaba pasar desapercibida, aunque resultara difícil para una chica atractiva no ser vista en un club de hombres. Muchos eran los borrachos que se acercaban y le ofrecían compañía a cambio de unas cuantas copas y unos pocos billetes, pero ella siempre los rechazaba. Si el tipo se ponía pesado, ella hacía una señal a alguno de los porteros y ellos se encargaban de sacarlo sin ningún tipo de refinamiento. Muro, esa noche, la noche en que conoció a Lima, se encontraba bebiendo en la barra como si no hubiera un mañana, mirando a las chicas que bailaban en las barras. Se giró para pedir otro chupito cuando reparó en Lima que le observaba al amparo de la oscuridad de su rincón favorito. Él levantó el vaso para sa...
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