Los pecados de Eva


El viento arrastró hasta mi su risa. Era la mujer más hermosa que había visto nunca. Continué caminando por la orilla de la playa y la brisa me transportó a su lado. Como un suspiro me transportó hasta su boca, en su camisa me introduje y en su mano acabé.
No pasó mucho tiempo desde que la conocí hasta que acabé  completamente enamorado, una locura era nuestro amor, amor desenfrenado. Amor prohibido, amor clandestino, sin complejos. Amor puro, de los que no piensan en mañana. En ciertos momentos me pregunté si lo nuestro era amor o solo sexo.
Me acostumbré a su continua presencia, apenas nos separábamos.
Si me hubieran dicho aquel verano que aquella historia de amor iba a morir me hubiera echado a reír, diría que eso era imposible, que una historia de amor como la nuestra no muere nunca.
Un año después, el 28 de septiembre, mientras preparábamos la fiesta de cumpleaños de una amiga en común , Lorena.

Lorena había terminado la carrera de medicina ese mismo año, después de 10 años de que sus padres le pagaran todos sus caprichos de niña rica y ella pasara los dos primeros años de carrera entre el alcohol, el sexo y las drogas de diseño, un buen día amaneció desnuda y con tres hombres desnudos a su lado y una segunda mujer, a la que juraba no conocer, cuando la policía le interrogó, la mujer llevaba dos días muerta, debido a un ataque al corazón provocado por el excesivo consumo de cocaína y alcohol. Después de eso se tomó los estudios en serio, aunque nunca dejó del todo sus tres vicios. De vez en cuando se pegaba una fiesta en casa de alguna amigo, pero prometió sacarse la carrera y lo consiguió.
Lorena llegó con tres amigos y dos amigas, con síntomas de haberse metido algo más que un par de copas. Llevaba un vestido blanco de tirantes, uno de los tirantes lo tenía roto y casi enseñando su pecho izquierdo, operado y pagado por sus papas.
En la mano derecha llevaba un bolso de mano de color dorado con un extraño polvo blanco cubriendo el cierre. Sus dos amigas no paraban de reír por nada y sus tres amigos solo estaban interesados en tocar algo de carne.
Sonia, mi novia, al verles entrar, se quedó paralizada por la escena, pero poco después reaccionó con rabia.
- ¡¿Que coño estas haciendo Lorena?! ¡¿Te crees que porque es tu cumpleaños puedes hacer lo que te de la gana?!- Mientras decía eso movía la mano derecha esgrimiendo un enorme cuchillo de cocina.
En ese momento me asusté y se lo quité, aunque yo sabía que era incapaz de matar a una mosca.
- Es mi puta fiesta de cumpleaños y lo celebro como me da la gana y si no te gusta me largo de esta aburrida fiesta ¡ Puta estirada de mierda!- Le dio un gran trago a una botella de vodka que uno de sus amigos le había pasado.
En ese momento apareció una mujer, era una mujer no muy alta, pero con una figura envidiable para su edad,  iba vestida con un ajustado vestido negro y unos zapatos de tacones de aguja, de al menos 10 centímetros, del mismo color. Los pendientes de oro y unas gafas oscuras que  le hacían a aún más interesante y un melena de color negro recogida en una coleta.
La vi acercarse a mi y me dio la impresión que el tiempo se detenía a cada paso. Un perfume suave a coco impregnaba la habitación. Me quedé prendado de tal mujer. Se acercó, extendió la mano y se presentó.
- Eva. La madre de esta impresentable, perdone por sus modales.
- ¿Mama? Que coño haces tu aquí. Si mi madre está en la fiesta olvidaros de mi.
- La he invitado yo.- Dijo Sonia.- Tenía ganas de conocerle señora Eva.
Yo. Por primera vez no reaccionaba. Al estrecharle la mano corrió por mi brazo un escalofrío que extendió por todo mi cuerpo, esa mano suave que acariciaba más que agarrar y al besarla en la mejilla ese olor a coco se clavó en mi cerebro, el tacto de sus labios en mis mejillas me perduraría todo el día. Se quitó las gafas, me miró y era aun más bella, unos ojos de color verde me atravesaron como flechas y me hipnotizaron. No puedo decir otra cosa, sentía una gran atracción por esa mujer y supe que ella lo notó desde el primer momento que entro en la casa.
- Perdón no he oído su nombre.- Dijo Eva mirándome.
Me había quedado embobado mirándola y no reaccionaba
- Iker, se llama Iker señora Eva.- Dijo Sonia mirándome a la cara. Sonia también se percató de la atracción que sentía por ella.
- Perdone.- Dije sacudiendo la cabeza. Pensé que iba a creer que era un estúpido.- Lo siento, estaba pensando en algo y me quedé como un tonto.- Dije disculpándome, sabiendo incluso que ella no se lo había creído
- ¡ Lorena! Ya estás pidiendo disculpas a esta gente, te vas a casa te duchas y vuelves a la fiesta.- Dime Eva sin quitar la vista de mi.
-¡¿COMO?!
- Haz o que te digo sino quieres un recorte drástico de tu asignación mensual.
Lorena le dio la botella de vodka a su amigo, se giró y se marchó de la casa.
- Gracias por la invitación, estaré por aquí cerca si me necesitan, tengan mi numero de teléfono, para cualquier cosa no duden en llamarme.- Todo esto lo dijo sin quitar la vista de mi y yo seguía hipnotizado.
- Gracias.- Sino Sonia.- Lo haremos si nos hace falta.
Se marchó y yo le seguía con la mirada fija en su trasero. Al salir por la puerta se giró y me sonrió
- Hasta luego.- Dijo mirando mi cara de tonto.
- Pero que te pasa. Si quieres te dejo a solas con ella. Avisame.
- Pero que dices mujer, es que me recordaba a alguien y estaba haciendo memoria.
Sonia salió de la habitación sin decir palabra, por supuesto que no se había creído lo que le había dicho.
La fiesta transcurrió sin incidentes. Lorena volvió a la fiesta bastante más comedida.
Según transcurría la fiesta yo observaba de vez en cuando a Eva y siempre que le miraba ella me miraba a su vez. Sonia estuvo conmigo durante casi todo el tiempo. Solo se separó de mi para hacerse una sesión de fotos con las amigas y ahí fue el comienzo de los acontecimientos que duraron todo el otoño y parte del invierno de ese año.
La señora Eva se acercó a mi por la espalda y en un susurro me dijo al oído.
- Las fiestas de cumpleaños están bien para los niños y los ancianos, tu y yo no somos ni una cosa ni otra.- Mientras me decía eso su mano se deslizaba por mi pierna .- Donde están los baños ¿Me acompañas? No quiero perderme.- Se adelantó mientras su mano me tocaba el culo.
Subió las escaleras que accedían a la planta superior y yo la seguí. Procuré que mi novia no me viera. Cuando llegamos a la segunda planta Eva estaba apoyada con la espalda en el marco de la puerta del baño, arqueando la espalda para resaltar sus pechos. No me lo pensé, la agarré por la cintura, la besé y con mi otra mano acaricié sus pechos. Su cuerpo estaba duro, seguramente pasaba muchas horas en el gimnasio.
La empujé con fuerza hacia el baño, cerré la puerta, nos volvimos a besar con pasión. Le di la vuelta, se apoyó en el lavabo, le subí el vestido y la penetré.
Le dije que yo bajaría primero, que esperara un tiempo prudencial.
Cuando bajaba las escaleras me percaté que Sonia me miraba fríamente, su cara reflejaba enfado y tristeza.
- ¿Que hacías ahí arriba?
- Nada mujer he subido al cuarto al baño a coger una aspirina, me duele la cabeza.
- Ya y ¿a la madre de Lorena que e duele?
Me giré y via a Eva detrás mio sonriendo. Se me acercó y pasó su dedo pulgar por mis labios.
- Tienes que tener más cuidado cariño.- Dijo Eva mojándose el dedo y volviéndolo a pasar por mis labios yo se lo aparté de un manotazo.- Solo quería ayudarte, se te ha quedado la marca del pintalabios.
Sonia me miraba, esta vez con rabia. Por un momento creí que se iba a poner a llorar, pero se contuvo y escupió más que gritó.
- ¡ HIJO PUTA!
baje las escaleras rápidamente.
- Sonia por favor, escuchame
- No quiero escucharte, ni ahora ni nunca, ya estas cogiendo tus pertenencias, que por otro lado te recuerdo que es muy poco, todo lo que hay en esta casa, incluida la casa es mio, así que no te costará hacer la maleta.
En ese momento todo mi mundo se me vino abajo, todo por o que había luchado, este amor que creí que era para siempre y yo lo había jodido todo. Si Sonia me dejaba me podía dar por muerto, no tenía nada. Había abandonado mi trabajo como contable en una multinacional, cuando conocí a Sonia y lo aposté todo por nuestro amor. Sonia me introdujo en la empresa de su padre, una cadena de Hoteles. Yo me cargaba de la contabilidad de zona norte, pero ahora ¿que pasaría? Y lo más importante, porque narices había engañado a Sonia y en su propia casa y delante de sus propias narices y esa mujer que pretendía, porque había actuado de esa manera, parecía que quisiera romper nuestra relación, no le importaba una mierda lo que nos pasara.
Volví hacia Eva para pedirle una explicación.
La encontré sentada en el porche mirando hacia el mar, se estaba fumando un cigarro y al ponerme delante suyo vi que estaba llorando. Y fue ella la que primero habló.
- Lo siento.- Dijo entre sollozos mientras con un pañuelo se limpiaba el rímel de los ojos.- No se porque lo he hecho. Yo...- Rompió a llorar con más fuerza.- Por favor que no se entere mi hija, se lo suplico. Si mi marido se entera me mata.- Volvió a llorar.
- Bueno.- Dije al fin.- Yo también tengo la culpa, he sido un imbécil, no se con que pienso. ¿Sabe? Quiero a esa mujer con locura y la he jodido pero bien. No se preocupe por su hija, no se enterará.
Eva se levantó y me dio un beso en la mejilla.- Gracias, eres un buen hombre.
No entiendo por qué, pero yo iba dispuesto a montarle una buena bronca y acabé perdonándole.
Bueno realmente si se que pasó, estaba totalmente enganchado a esa mujer, me había , no se exactamente que ¿Enamorado? No lo creo, no puede uno enamorarse así en un momento, era pura atracción física, pero me había enganchado tan fuerte que solo podía pensar en ella. La atracción que sentía por esa mujer no lo había sentido jamás, iba más allá de toda lógica y desde aquel día hice todo lo posible para coincidir con ella.
Sonia después de aquello no me perdonó, me dejó las cosas bien claras y me vi en la calle una semana después.
Su padre me concedió,  un tiempo prudencial, me dijo. "Te doy un mes para que te busques algo chaval".
Le pedí ayuda a la única persona que todavía me hablaba.
Quedamos en el "El cafelito", una bonita y coqueta cafetería con detalles cubanos, las paredes adornadas con redes y palés, el frente encima de la barra semejaba a la proa de un barco y en una de las paredes se podían leer un sinfín de frases , unas bonitas,como poemas y otras graciosas. Manteles de lunares adornando las mesas y en cada una de ellas un farolillo con una vela y la música cubana por supuesto amenizando la cafetería.
Eva se encontraba en una de las mesas, en un rincón cerca de la puerta, estaba ojeando una revista de moda y saboreando un buen café. Llevaba un suéter blanco que realzaba su figura y unos pantalones vaqueros ceñidos.
- Buenas tardes Eva. Bonito lugar.
- Si, suelo venir por aquí a menudo ¿Dime que quieres tomar? Invito yo ¿No te importará que una mujer te invite, verdad?
- La verdad es que no, pero he venido a pedirte un favor, no un café.
- bien, tu me dirás. Si te han echado de casa y estas buscando donde quedarte, no me pidas venir a la mía, no creo que a mi marido le entusiasme la idea.
- No. Necesito trabajar y ahora mismo tu eres la única persona a la que le puedo pedir un favor.
Eva me miró durante largo tiempo sin decir una sola palabra y cuando me disponía a levantarme para irme, porque creía que estaba perdiendo el tiempo, Eva me retuvo apoyando su mano izquierda sobre mi hombro.
-Espera, quizá piedad ayudarte, mi marido, podría convencerle para que te emplease, pero hay algo que quiero que hagas por mi.
- Tu me dirás.
Pero no dijo nada, su mano se extendió hasta mi muslo y subió acariciándome, se acercó y me susurró al oído. Quiero hacerlo contigo ahora mismo, aquí. Voy al water, sígueme. Y la seguí, como no iba a seguirla si el poder que ejercía sobre mí era mayor que mi voluntad, la deseaba, todo mi cuerpo me pedía a gritos el suyo. Entramos al servicio de mujeres y allí mismo hicimos el amor.
Esa fue la primera de las que siguieron, cada vez que se le antojaba me llamaba y yo acudía a sus citas, como no. Al principio me lo pagó todo, incluso alquiló un piso en el que acudíamos en nuestras escapadas, cada vez más frecuente.
Un mes después, me concertó una entrevista con su marido. Un hombre que se había hecho a si mismo. Poseía varias tiendas de ropa repartidas entre varias comunidades.
Comenzó como repartidor en una tienda de una firma conocida y fue subiendo de categoría hasta que le dejaron de encargado de la tienda principal de la ciudad.
Cuando la firma decidió trasladarse de domicilio José Antonio decidió alquilar el local y montar su propio negocio y con gran éxito.
Llegué a su casa, una casa en las afueras de la ciudad, no muy grande y tampoco ostentosa, se diría que quería pasar desapercibido. Al entrar me recibió Eva.
- Hola iker, pasa te recibirá enseguida, en cuanto le avise, ahora tenemos algo que hacer tu y yo.- me llevó hasta una habitación en la segunda planta en la que había dos pequeñas camas, se desnudó y se tumbó en una de ellas.- Lo primero es lo primero.
Cuando acabamos me hizo pasar a una sala llena de libros, las cuatro padres estaban adornadas con librerías del suelo al techo, no había hueco para poner un libro más. En el centro una mesa de madera con libros esparcidos por ella y un ordenador portátil.
Me senté en una de las cuatro sillas y esperé.
- Buenos días.- Dijo una voz ronca de fumador de puros, deduje al ver una caja de puros a baños en la mesa al lado del ordenador.- espero que no halla esperado mucho. Mi mujer me ha hablado muy bien de usted. He visto su currículum ¿ por que dejó el ultimo puesto?
- Buenos días.- Le dije mientras le estrechaba la mano.- Pues le diré que por desavenencias con mi ex suegro.
-Ya veo. Pues parece que va a tener suerte, uno de mis contables, digamos que lo ha dejado.
- No se arrepentirá, se lo aseguro
- Eso espero.- Dijo mientras le estrechaba la mano.- por cierto ¿Ese pin que llevas? ¿Eres de la Real?
- ¡SI! Hasta la muerte ¿ No me digas que eres del athletic, porque vamos a ir mal.
- Jajaja. no, ni loco, soy de la real.
Rieron los dos y hablaron largamente de fútbol.
Cuando se fue Iker José Antonio se dirigió a Eva.
- Espero que hallas acertado con él, la verdad es que me ha caído bien, es más le he invitado a comer este fin de semana, luego nos iremos al fútbol.
- Bien amor, me han hablado muy bien de él, creo que es una buena persona.
Después de ese fin de semana vinieron mucho más y cada día nuestra amistad iba creciendo,tanto que cada vez me costaba más tener encuentros con Eva, me daba la impresión que les estaba engañando a los dos. Tenía claro que no era amor lo que sentía por Eva, era obsesión, me tenía enganchado, necesitaba su cuerpo, no conocía a nadie que practicase el sexo como ella y al mismo tiempo mi amistad con José Antonio era sincero y engañarle con su mujer me hacia sentir mal. Pero el poder que ejercía sobre mi era superior a la amistad. Hasta que una situación transformó todo.
Un día que quedé con Eva, me dijo que su marido no estaría en casa que me esperaba allí, dejaría la puerta abierta, que entrase y que fuera a su cuarto, deseaba hacerlo conmigo en su cama.
Llegué a la hora pactada y entré. Cuando iba a subir las escaleras un fuerte ruido me llamó la atención, procedía del gran salón y de repente escuché la voz de José Antonio , parecía muy enfadado, hablaba en tono muy alto y fuerte y de repente el sonido de lo que parecía ser un golpe de la mano en la cara de alguien.
Fui hacia el salón y vi a Eva con su mano tapándose la cara y a José Antonio mirándola y pidiéndole perdón.
- Lo lento cariño.- Le decía mientras se acercaba a ella.
- Ni se acerque.- Le dije.
- Que hace usted aquí.- Me dijo sorprendido.
Actué rápido y dije lo que en ese momento se me ocurrió.
- Venía para hacerle una consulta y he visto que estaba la puerta abierta y he entrado al oír un fuerte ruido, creí que alguien habría entrado y le he encontrado a usted golpeando a su mujer.
Eva apartó de mi la vista y comenzó a lloriquear y José Antonio parecía desconcertado no savia que decir y actuó con violencia contra mi.
- ¡ FUERA DE AQUÍ! ¡ FUERA DE MI CASA! Me decía mientras me amenazaba con su dedo.
- No, no me voy.- Le dije mientras me acercaba a Eva.- ¿Estas bien?- Le dije a Eva agarrándole de la mano y sacándola del salón.
- Si.- Dijo Eva dándome las gracias.- No pasa nada.- Me dijo al oído.- Es algo normal mi vida, es habitual.
- Que estas diciendo ¿Te maltrata?
Eva asintió y yo me dirigí a José Antonio.
- He sido su amigo, creía que eras una buena persona, pero esto. Te voy a denunciar por maltrato.
- Pero que dices, yo no la maltrato, no sabes nada. ¿Eso te ha dicho ella?
- Se lo suficiente.
- Eva, vente conmigo y denunciaremos a este hijo de puta.
- No Iker, de verdad, ya no lo hará, creeme.
Intenté que viniera conmigo, pero no lo conseguí, como tampoco me dejó que le denunciase. Unos días después Eva se presentó en la cafetería donde habíamos quedado con las gafas de sol puestas lo que me llamó la atención, pues el día estaba triste y lluvioso.
Hice que se quitase las gafas y ví que tenía un fuerte golpe en su ojo izquierdo.
- Por dios Eva, Tienes que denunciarle, no puedes seguir con él, te matará.
- No me atrevo, le tengo miedo, me matará si le denuncio, no sabia a quien acudir y te he llamado.
- Has hecho bien. Tienes que dejarle.
- De eso te quería hablar, me gustaría irme a vivir contigo, pero me tienes que ayudar, acompañar a casa para recoger algunas cosas y nos vamos. Yo sola no me atrevo.
La verdad es que no me hacía ilusión vivir con esa mujer, pero ¿Que podía hacer? No podía negarme.
- De acuerdo.
Entramos en su casa y me dijo que esperara en el gran salón. Al cabo de un rato bajó con tres maletas y se acercó a mi dándome un beso en la boca, nos quedamos mirándonos y volvimos a besarnos con pasión, en ese momento apareció su marido.
- Pero que coño...- comenzó a decir.
- Me voy con él y no intentes pararme.- Dijo Eva
- Osea que era eso, no sabes donde te estas metiendo chaval, esto no es lo que parece.
- Es exactamente lo que parece.- Le dije.- Y es la ultima vez que la tocas.
Entonces comenzó un forcejeo. Eva se abalanzó sobre José Antonio y este se defendió empujándola y calló al suelo.
Yo me interpuse y salté sobre él callendo los dos al suelo. Le golpee una y otra vez con mis puños, pero José Antonio era un fuerte hombre y tras un largo intercambio de golpes él parecía ganarme y fue cuando de repente sentí en mi mano el atizador de la chimenea y sin pensarlo le golpee con fuerza y este calló como un saco. Estaba muerto.
- Dios mio, pero que has hecho.- Me dijo Eva.- Lo has matado y comenzó a llorar.- Que vamos a hacer ahora.
No sabia que hacer y se me ocurrió la cosa más absurda.
- Lo enterraré, sacaré de aquí el cadáver, tu dirás que se ha ido, pasa largas temporadas fuera de casa, no se estrenarán hasta que pase mucho tiempo, luego ya veremos que nos inventamos.
Y así hice.
Llovía con fuerza, la noche era muy oscura, pero lo bueno era que la lluvia me facilitaba el trabajo, estaba en eso cuando varios focos se encendieron a mi alrededor, varía patrullas de la policía me estaban rodeando.
- Deje le pala a un lado y tiresé al suelo.- Dijo una voz.
Hice lo que me decía, miré a un lado y via a Eva llorando y un policía consolándola.
Y aquí me veo ahora en las sombras de la cárcel llorando por un amigo, llorando por una mujer.

- Señora ¿estará bien?
- Si agente. Gracias no me pasará nada, estoy mejor sola.

- Hola amor, ya está hecho.- Dijo Eva al hombre que se ocultaba en el salón.- ya te dije que lo haría, ahora estamos por fin solos.

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