Cyaram Mèin. El soldado sin alma (V).
Dior, corrió hasta el establo, allí le esperaba su fiel perro, un lobero Irlandés o Cú Faoil. El perro se irguió expectante. —Sceolan. Tenemos una tarea que cumplir —El perro gruñó y una vez suelto siguió a su dueña. Pensó en coger el caballo, pero creyó que sería fácil seguir su rastro y en el bosque no era de mucha ayuda, pues era muy espeso y no podría cabalgar con normalidad. Si algo bueno había sacado de los Romanos era correr largas distancias. Recordaba cuando la cogieron siendo muy joven y la convirtieron en esclava. Ese viejo gordo que la violó, una y otra vez, hasta que se cansó de ella y la vendió. Su suerte cambió a partir de ese momento. Un legionario la compró y le hizo ciudadana de Roma. Él era distinto a todos los hombres que había conocido. Le enseñó el arte de la guerra. La entrenó como a un legionario, en contra de lo que le decían. Largas carreras con pesadas cargas y peleas interminables. —Yo no viviré para siempre. Puede que muera en alguna batalla —le dec