Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2024

El peor de los demonios

Imagen
La Mar: mis espadas heredaron su fuerza. Es la puerta de mi alma hacia esos acantilados. Mar y tierra: donde nacen las historias que hablan de mí. Viajo hacia el horizonte, plagado de aventuras y desafiando tempestades. Mar, tierra y cielo: mi corazón es de ellos, mi alma les pertenece y mi cuerpo volverá a cabalgar sobre la tormenta, para así, una vez más, surcar sobre mi tierra y vivir en ella, por siempre, para siempre, en mil aventuras que surgirán de estas y otras mentes abiertas. Mi alma está llena de emociones, sensaciones que no puedo expresar, que llegaron caminando sobre la tierra mojada. Risas y llantos, que como dagas penetran, haciendo sangrar cada centímetro de mi piel, cada vena, cada mirada. Desenvaino mi espada y juro ante esta tempestad: Atentos, posición de guardia, mirada en lo infinito de lo más profundo que la mar me ensaña. Herida mi alma, sangra, sangra sentimientos, que como tinta riega mi piel que utilizo de lienzo. Lo que ves, es lo que soy. He lu

La maldición.

Imagen
Soplaba el viento, y de los árboles las hojas caían, mientras, la Dama paseaba sobre una alfombra de ocres colores. Caía su ropa y el viento celoso movía las nubes para que el sol no la alumbrara, porque una maldición caía sobre la Dama: «Del castillo no saldrás, hasta que la luz del sol te alumbre, y un valiente soldado vea tu hermosa cara». Desde lejanos lugares llegaron rumores, un caballero hasta esa ciudad se dirigía, montado en su caballo que como el viento se movía, seguido por las estrellas que le guiaban, y por la luna, compañera de sus batallas. La Dama esperaba, presa del viento que la obligaba. Las sombras de las nubes la entristecían, y si era de día o de noche, ella no sabía. Cuando más triste estaba, sentada en su ventana, imploraba, al dios de todos, que con su vida acabara. Llegó el caballero y bajo su ventana se postró, pues de su belleza le hablaron, los que por allí pasaron. —¡Sal, hermosa Dama, sal para que pueda verte! —pidió el caballero. Mas ella no

Shin jo.

Imagen
Sé que es el final, pero no un final como estamos acostumbrados. Lo que ellos esperan; es un principio, porque todo final es el principio de algo. Todo encuentro es el comienzo de una despedida. Cuando uno se encara hacia algo, cuando alguien trata de coger lo que desea, y lo que desea es algo intangible, debe estar dispuesto a saltar. Saltar al vacío, sin mirar qué hay debajo, sin pararse a pensar si hay red, debes estar dispuesto a caer, a confiar que lo que deseas está ahí, y que si sale mal, ha sido tu elección. La luz se apaga; el sol deja paso a la noche, pero lejos de pesarme, me gusta, pues todo cambio lleva consigo un nuevo comienzo. Múltiples colores se dibujan. Sonrío, pues soy feliz. Me preguntaban si había sido feliz, y la respuesta me sorprendió: sí, lo había sido; había sufrido, había visto morir a mis padres, había visto partir a la que un día me dijo que me amaría por siempre, y me rehice, había tenido que cuidar de mis seres queridos, había sido tan sumame

Rumores.

Imagen
… Salieron a la calle. El barrio se despertaba y los coches comenzaban su lento ronroneo para llevar al trabajo a sus ocupantes y al colegio a los más pequeños. El rocío había mojado la hierba, que ahora pisaban en un barrio de casas unifamiliares. Cuando Lucas entró por primera vez allí, recordaba, que los primeros días le costaba llegar a casa, pues todas las calles y casas eran iguales. Con el tiempo, cada habitante fue introduciendo pequeños detalles que los diferenciaban, aunque un foráneo seguiría sin encontrar diferencias. Para Lucas, cada casa tenía su propia firma. Mari, por ejemplo, tenía el porche con más sitio para las plantas que para ella y la buganvilla se esparcía por su fachada este, creando un puente natural de color morado, así como una vid en la entrada que había crecido tanto que los críos del barrio corrían a coger las uvas cuando ella se hacía la despistada; ¿cómo perderse? Él, en cambio, tenía una casa limpia, pero fría, tan solo un columpio de mader

El miedo.

Imagen
… El miedo, cuando se implanta en el cerebro, es como una semilla, que cuanto más se alimente más crece, y aunque creas que la has eliminado, si no lo haces bien, se adormece, puede permanecer escondido tanto tiempo como vivas y cuando menos te lo esperas, resurge, cual Ave Fénix, y se hace ver más fuerte si cabe y no lo ves venir; solo hace falta un pequeño detonante para que resurja. Cuando se dejaron de escuchar los disparos y el edificio dejó de quejarse, un suave susurro recorrió el sótano, en busca del único habitante que podía escucharlo. Y los fantasmas le hablaron, ellos saben a quién dirigirse, saben qué decir, y también saben que basta una pequeña chispa para incendiar el bosque, cuando alguien pone atención y los escucha, es cuestión de tiempo que su voz se propague y llegue a los demás. Fue como un pequeño sonido, algo inaudible para el resto. Al principio él tampoco le dio importancia, pero se repetía con tanta insistencia que comenzó a prestarle atención, es