El peor de los demonios
La Mar: mis espadas heredaron su fuerza. Es la puerta de mi alma hacia esos acantilados.
Mar y tierra: donde nacen las historias que hablan de mí.
Viajo hacia el horizonte, plagado de aventuras y desafiando tempestades.
Mar, tierra y cielo: mi corazón es de ellos, mi alma les pertenece y mi cuerpo volverá a cabalgar sobre la tormenta, para así, una vez más, surcar sobre mi tierra y vivir en ella, por siempre, para siempre, en mil aventuras que surgirán de estas y otras mentes abiertas.
Mi alma está llena de emociones, sensaciones que no puedo expresar, que llegaron caminando sobre la tierra mojada.
Risas y llantos, que como dagas penetran, haciendo sangrar cada centímetro de mi piel, cada vena, cada mirada.
Desenvaino mi espada y juro ante esta tempestad:
Atentos, posición de guardia, mirada en lo infinito de lo más profundo que la mar me ensaña.
Herida mi alma, sangra, sangra sentimientos, que como tinta riega mi piel que utilizo de lienzo.
Lo que ves, es lo que soy.
He luchado, he matado, para seguir vivo y eso es lo que he sentido. Lo que soy es lo que siento, lo que he sufrido.
Riego con mi cuerpo, tu alma.
Renazco en cada pensamiento.
Asesino, me llaman, me insultan en cada puerto que llego, me desean la peor de las muertes, y yo en silencio escucho: pues tras este cuerpo, tras este solitario soldado, hay un ser moribundo, pues tantas vidas he segado, que vivo en cada vida con la que he acabado.
No tengo piedad, pues piedad es lo que no tuvieron los que a los míos mataron.
Esto solo tendrá un final, cuando mi sangre riegue esta mar.
Y pido al Dios de todos, que cuando llegue ese día, me reúna con los que, a pesar de todo, continuaron a mi lado.
Muerte y vida se confunden en mi mente.
Mis brazos cansados desenvainan mi espada; muerte es su nombre, mas es vida lo que ella salva.
Los hombres avanzan, las mujeres lloran y rezan por sus almas. No hay nadie que por la mía implore, pues nadie quiere a su lado al señor que envía a sus seres queridos a la muerte.
Ya llega el final. Ya las puertas del infierno se abrieron. Esperan la llegada del mayor de los demonios del averno.
Mar y tierra: donde nacen las historias que hablan de mí.
Viajo hacia el horizonte, plagado de aventuras y desafiando tempestades.
Mar, tierra y cielo: mi corazón es de ellos, mi alma les pertenece y mi cuerpo volverá a cabalgar sobre la tormenta, para así, una vez más, surcar sobre mi tierra y vivir en ella, por siempre, para siempre, en mil aventuras que surgirán de estas y otras mentes abiertas.
Mi alma está llena de emociones, sensaciones que no puedo expresar, que llegaron caminando sobre la tierra mojada.
Risas y llantos, que como dagas penetran, haciendo sangrar cada centímetro de mi piel, cada vena, cada mirada.
Desenvaino mi espada y juro ante esta tempestad:
Atentos, posición de guardia, mirada en lo infinito de lo más profundo que la mar me ensaña.
Herida mi alma, sangra, sangra sentimientos, que como tinta riega mi piel que utilizo de lienzo.
Lo que ves, es lo que soy.
He luchado, he matado, para seguir vivo y eso es lo que he sentido. Lo que soy es lo que siento, lo que he sufrido.
Riego con mi cuerpo, tu alma.
Renazco en cada pensamiento.
Asesino, me llaman, me insultan en cada puerto que llego, me desean la peor de las muertes, y yo en silencio escucho: pues tras este cuerpo, tras este solitario soldado, hay un ser moribundo, pues tantas vidas he segado, que vivo en cada vida con la que he acabado.
No tengo piedad, pues piedad es lo que no tuvieron los que a los míos mataron.
Esto solo tendrá un final, cuando mi sangre riegue esta mar.
Y pido al Dios de todos, que cuando llegue ese día, me reúna con los que, a pesar de todo, continuaron a mi lado.
Muerte y vida se confunden en mi mente.
Mis brazos cansados desenvainan mi espada; muerte es su nombre, mas es vida lo que ella salva.
Los hombres avanzan, las mujeres lloran y rezan por sus almas. No hay nadie que por la mía implore, pues nadie quiere a su lado al señor que envía a sus seres queridos a la muerte.
Ya llega el final. Ya las puertas del infierno se abrieron. Esperan la llegada del mayor de los demonios del averno.
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