Depredadores
Se paró frente a la casa, era una casa de ladrillos caravista, no era un gran casa, constaba de cuatro pisos, a él solo le interesaban los dos habitados por una misma persona, convertido en un dúplex, lo sabía por las fotos que le había mandado y por lo que ella le contaba. Buscó la ventana en la que creía que era la habitación en la que dormía, barajó entre dos y decidió que la más lógica era la de la izquierda. No parecía que hubiera mucho movimiento vecinal a pesar de la hora. En plena luz del día, no era momento para hacer nada, esperaría a la protectora oscuridad de la noche para actuar, a primera vista no parecía complicado y sabía por ella misma que no disponía de ningún dispositivo de alarma.
Todo comenzó en las redes sociales, la conoció por mera casualidad y sin buscarlo, comenzó tonteando con ella y acabaron haciendo cibersexo y sexo telefónico, se dieron las direcciones, de ella claro, la suya era falsa, la gente se fía de cualquier desconocido. Vivían a mucha distancia uno del otro. Se juraron que algún día se verían, lo que no sabía Rebeca, era que Julio le iba a ver antes a ella de lo que esperaba. Lo había hecho en muchas ocasiones, se hacía con la dirección de una desaprensiva, que le facilitaba todos los datos que a él le interesaban y si vivía sola era presa fácil.
El pueblo no lo conocía, jamás había oído hablar de él, Anam Cara, bonito nombre pensó. Me iré a descansar un rato, cenaré luego y prepararé todo lo necesario, esta vez va a ser más fácil que en otras ocasiones. Mientras pensaba todo eso la ventana que estaba observando se abrió, la mujer se asomó, miró al cielo observándolo, cerró los ojos e inspiró profundamente.
- Es hermosa -Pensó Julio- Muy hermosa, es una pena que lo nuestro acabe antes de haber empezado.
La mujer frunció el ceño como si algo le extrañase, parecía pensar y sin previo aviso miró en dirección a Julio, aunque él sabía que no podía verle desde dónde estaba, ese gesto le preocupó e hizo que se escondiera más, cuando alzó la vista la mujer había desaparecido de la ventana.
Se fue al coche, se alejó del pueblo, no podía levantar sospechas, en los pequeños pueblos todo el mundo se conoce y si ven a un desconocido merodeando enseguida se avisan y después de un robo, la policía lo tendría fácil, así que se fue a otra localidad, dejó el coche en un garaje público y se metió en un centro comercial, se sentó en unos sofás bastante cómodos, nadie sospecharía de alguien que se queda dormido en medio de una multitud intentando hacer la compra del fin de semana.
- Es hermosa -Pensó Julio- Muy hermosa, es una pena que lo nuestro acabe antes de haber empezado.
La mujer frunció el ceño como si algo le extrañase, parecía pensar y sin previo aviso miró en dirección a Julio, aunque él sabía que no podía verle desde dónde estaba, ese gesto le preocupó e hizo que se escondiera más, cuando alzó la vista la mujer había desaparecido de la ventana.
Se fue al coche, se alejó del pueblo, no podía levantar sospechas, en los pequeños pueblos todo el mundo se conoce y si ven a un desconocido merodeando enseguida se avisan y después de un robo, la policía lo tendría fácil, así que se fue a otra localidad, dejó el coche en un garaje público y se metió en un centro comercial, se sentó en unos sofás bastante cómodos, nadie sospecharía de alguien que se queda dormido en medio de una multitud intentando hacer la compra del fin de semana.
"Soñó con la mujer, fue un sueño un tanto singular, él intentaba robarla y ella le llamaba con la mano, él acudía a su llamada y un rato después se veía en el suelo mirando para el techo, su cuerpo estaba cubierto de sangre y no podía moverse." Una hora después se dirigió a uno de los bares del centro comercial y pidió un bocadillo de tortilla de patatas, nada raro, siempre hay que actuar de la forma más natural del mundo y jamás nada que pueda llamar la atención.
- Usted no es de por aquí.
- ¿Perdón? -Dijo Julio a un hombre sentado junto a él en la barra del bar y con aspecto de haberse bebido unos cuantos vasos de vino de más- Cómo lo sabe.
- Se le ve a la legua, no hace más que observar todo como si fuera la primera vez y no deja de mirar su reloj y además si fuera de aquí no se le ocurriría pedir un bocadillo de tortilla en un antro como éste, jajaja.
¿Todas las precauciones que había tomado y se iba a ir al traste por un borracho?
- Pues la verdad que no y he quedado con alguien que me ha dado plantón.
- Una mujer, seguro.
- Efectivamente. Ahora si me disculpa.
Julio se fue al coche, no es que fuera tarde, pero no quería seguir hablando con el borracho del pueblo y que todo el mundo le reconociese.
- ¿Me puede llevar hasta mi casa? -Le sorprendió por la espalda mientras abría el coche-
- No me quedo en el pueblo.
- Ni yo, vivo en Anam Cara, si pudiera acercarme se lo agradecería.
Accedió a llevarle, no quería llamar más la atención y a mitad del camino, el borracho le dijo:
- Sé por quien ha venido. Es esa mujer, Rebeca. Le he visto merodeando su casa esta tarde. No se preocupe, sé mantener la boca cerrada, pero lleve cuidado, no me fío de ella, hay algo que no me gusta.
- No sé de quien me habla.
- Venga hombre, no es el primero que se acerca por su casa ni será el último. Esta noche hay luna llena y en las noticias han dicho que se verá una súper luna, yo le llamo luna de locos, cada vez que hay luna llena la gente se trastorna, lleve cuidado.
Mire, pare ahí en ese puente, yo vivo aquí cerca.
Frenó el coche y se apeó y al hacerlo se acercó a la barandilla y vomitó hacia el río.
No pasaba nadie, esa era una buena oportunidad, se bajó del coche, puso el silenciador a la 9 milímetros y le disparó dos certeros tiros en la cabeza, pero en lugar de caer desplomado como él creía, calló al río y la fuerte corriente se llevó el cuerpo.
- Maldita sea, y parecía fácil, tendré que darme prisa y hacer el trabajo rápido. Miró a todos lados por si alguien, les hubiera visto, pero no había nadie en muchos kilómetros a la redonda. Era increíble la luz que daba la súper luna.
Se montó en el coche y puso rumbo a la casa de Rebeca, ya no había marcha atrás.
Aparcó fuera del pueblo, lejos de la casa y cerca de un par de coches, le separaban un par de kilómetros de la casa, al llegar vio la luz de la ventana encendida, se acercó y llamó al timbre.
Nada, no se oía nada, volvió a llamar y justo en ese momento se abrió la puerta.
Rebeca se asomó con la cadena de la puerta enganchada.
- ¿Si?
- Rebeca, soy yo, Julio. He venido, te quería dar una sorpresa.
- Dios mío, pero que haces aquí?, tenías que haber avisado antes, yo...
- ¿Quieres que me marche? Si quieres me voy.
- No por favor -Abrió la puerta y Julio pudo ver la belleza de la mujer, estaba en camisón y dejaba entrever su cuerpo, en su vida había visto un cuerpo tan divino, no podía quitar la vista de sus pechos, eran perfectos- pasa por favor.
Julio no sabía como reaccionar y en un principio quiso sacar su arma, pero pensó que una oportunidad como esa no se le presentaba a uno todos los días y primero se daría un homenaje.
- Siéntate mientras te preparo algo -Ahora pudo verla mejor, la luz de la lámpara de pie daba transparencia al camisón, iba sin nada debajo, ella se percató que la estaba mirando su desnudez, pero no hizo ningún ademán para taparse, se dejaba ver- Que quieres tomar?
- Lo que tomes tú.
- Mmmm. Bien, creo que no te gustaría, te traeré algo que seguro que te encanta.
Se fue hacia la cocina mitras le sonreía. Al volver traía un vaso con agua, se acercó a él que la miraba fascinado, abrió sus piernas y se sentó encima y comenzó a besarle el cuello.
- Como mucho te daré agua, quiero que estés limpio para mi.
Con un sólo movimiento se desprendió del camisón, le invitó a levantarse y comenzó un baile alrededor de él mientras le iba desnudando. Julio se dejaba llevar. Nunca había visto una belleza tan perfecta y la excitación del momento no le dejaba pensar con claridad, sino se hubiera dado cuenta que mientras le quitaba la chaqueta se hacía con el arma. Mientras le desnudaba le iba besando y tocando. Julio cerró los ojos al notar que le hacía una felación y de repente, un dolor inmenso, un grito desgarrador se escuchó en la casa, si alguien hubiera estado cerca se hubieran asustado, pero nadie quedaba en kilómetros a la redonda, tan solo un borracho había vivido cerca y tal vez el pudiera haberle salvado.
Miró a Rebeca y en la boca llevaba su pene, la apartó de golpe y fue en busca de su arma, pero ya no estaba.
Rebeca masticó el pene y se lo tragó.
- Te vi merodeando esta tarde. Creías que sería una presa fácil, te equivocas, llevo muchos más años que tú como depredadora y hoy es mi noche -Inspiró con fuerza- ¿No lo hueles? La luna, la súper luna.
De repente se produjo una rápida metamorfosis en el cuerpo de Rebeca, todo su cuerpo se cubrió de pelo y su aspecto ya no era el de una bella mujer, sino el de una hermosa loba.
- ¿Perdón? -Dijo Julio a un hombre sentado junto a él en la barra del bar y con aspecto de haberse bebido unos cuantos vasos de vino de más- Cómo lo sabe.
- Se le ve a la legua, no hace más que observar todo como si fuera la primera vez y no deja de mirar su reloj y además si fuera de aquí no se le ocurriría pedir un bocadillo de tortilla en un antro como éste, jajaja.
¿Todas las precauciones que había tomado y se iba a ir al traste por un borracho?
- Pues la verdad que no y he quedado con alguien que me ha dado plantón.
- Una mujer, seguro.
- Efectivamente. Ahora si me disculpa.
Julio se fue al coche, no es que fuera tarde, pero no quería seguir hablando con el borracho del pueblo y que todo el mundo le reconociese.
- ¿Me puede llevar hasta mi casa? -Le sorprendió por la espalda mientras abría el coche-
- No me quedo en el pueblo.
- Ni yo, vivo en Anam Cara, si pudiera acercarme se lo agradecería.
Accedió a llevarle, no quería llamar más la atención y a mitad del camino, el borracho le dijo:
- Sé por quien ha venido. Es esa mujer, Rebeca. Le he visto merodeando su casa esta tarde. No se preocupe, sé mantener la boca cerrada, pero lleve cuidado, no me fío de ella, hay algo que no me gusta.
- No sé de quien me habla.
- Venga hombre, no es el primero que se acerca por su casa ni será el último. Esta noche hay luna llena y en las noticias han dicho que se verá una súper luna, yo le llamo luna de locos, cada vez que hay luna llena la gente se trastorna, lleve cuidado.
Mire, pare ahí en ese puente, yo vivo aquí cerca.
Frenó el coche y se apeó y al hacerlo se acercó a la barandilla y vomitó hacia el río.
No pasaba nadie, esa era una buena oportunidad, se bajó del coche, puso el silenciador a la 9 milímetros y le disparó dos certeros tiros en la cabeza, pero en lugar de caer desplomado como él creía, calló al río y la fuerte corriente se llevó el cuerpo.
- Maldita sea, y parecía fácil, tendré que darme prisa y hacer el trabajo rápido. Miró a todos lados por si alguien, les hubiera visto, pero no había nadie en muchos kilómetros a la redonda. Era increíble la luz que daba la súper luna.
Se montó en el coche y puso rumbo a la casa de Rebeca, ya no había marcha atrás.
Aparcó fuera del pueblo, lejos de la casa y cerca de un par de coches, le separaban un par de kilómetros de la casa, al llegar vio la luz de la ventana encendida, se acercó y llamó al timbre.
Nada, no se oía nada, volvió a llamar y justo en ese momento se abrió la puerta.
Rebeca se asomó con la cadena de la puerta enganchada.
- ¿Si?
- Rebeca, soy yo, Julio. He venido, te quería dar una sorpresa.
- Dios mío, pero que haces aquí?, tenías que haber avisado antes, yo...
- ¿Quieres que me marche? Si quieres me voy.
- No por favor -Abrió la puerta y Julio pudo ver la belleza de la mujer, estaba en camisón y dejaba entrever su cuerpo, en su vida había visto un cuerpo tan divino, no podía quitar la vista de sus pechos, eran perfectos- pasa por favor.
Julio no sabía como reaccionar y en un principio quiso sacar su arma, pero pensó que una oportunidad como esa no se le presentaba a uno todos los días y primero se daría un homenaje.
- Siéntate mientras te preparo algo -Ahora pudo verla mejor, la luz de la lámpara de pie daba transparencia al camisón, iba sin nada debajo, ella se percató que la estaba mirando su desnudez, pero no hizo ningún ademán para taparse, se dejaba ver- Que quieres tomar?
- Lo que tomes tú.
- Mmmm. Bien, creo que no te gustaría, te traeré algo que seguro que te encanta.
Se fue hacia la cocina mitras le sonreía. Al volver traía un vaso con agua, se acercó a él que la miraba fascinado, abrió sus piernas y se sentó encima y comenzó a besarle el cuello.
- Como mucho te daré agua, quiero que estés limpio para mi.
Con un sólo movimiento se desprendió del camisón, le invitó a levantarse y comenzó un baile alrededor de él mientras le iba desnudando. Julio se dejaba llevar. Nunca había visto una belleza tan perfecta y la excitación del momento no le dejaba pensar con claridad, sino se hubiera dado cuenta que mientras le quitaba la chaqueta se hacía con el arma. Mientras le desnudaba le iba besando y tocando. Julio cerró los ojos al notar que le hacía una felación y de repente, un dolor inmenso, un grito desgarrador se escuchó en la casa, si alguien hubiera estado cerca se hubieran asustado, pero nadie quedaba en kilómetros a la redonda, tan solo un borracho había vivido cerca y tal vez el pudiera haberle salvado.
Miró a Rebeca y en la boca llevaba su pene, la apartó de golpe y fue en busca de su arma, pero ya no estaba.
Rebeca masticó el pene y se lo tragó.
- Te vi merodeando esta tarde. Creías que sería una presa fácil, te equivocas, llevo muchos más años que tú como depredadora y hoy es mi noche -Inspiró con fuerza- ¿No lo hueles? La luna, la súper luna.
De repente se produjo una rápida metamorfosis en el cuerpo de Rebeca, todo su cuerpo se cubrió de pelo y su aspecto ya no era el de una bella mujer, sino el de una hermosa loba.
- Buenas noches me llamo Rebeca y me encuentro muy sola -Escribía Rebeca en el Foro-
- Buenas noches Rebeca, yo me llamo Rodrigo ¿Y cómo una chica tan guapa esta sóla?
- Ya ves, mi último novio no pudo pasar de una noche conmigo ¿Quieres ser mi lobo?
- Jajaja, debes ser una loba muy hambrienta.
- ¿Te gustaría comprobarlo?
- Buenas noches Rebeca, yo me llamo Rodrigo ¿Y cómo una chica tan guapa esta sóla?
- Ya ves, mi último novio no pudo pasar de una noche conmigo ¿Quieres ser mi lobo?
- Jajaja, debes ser una loba muy hambrienta.
- ¿Te gustaría comprobarlo?
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