Karma


Sobre el acantilado, siento la naturaleza en todo su esplendor. La vida sigue nos empeñemos o no. El mar con toda su fuerza y su belleza rompía contra las rocas y una nube de espuma inundaba todo a su alrededor. Las gaviotas con su chirriante sonido sobrevolaban los acantilados, la hierba crecía sin control y le llegaban hasta la cintura, una almohada de hierba se había creado alrededor de las rocas, el aroma de sal llegaba hasta él, además de olerlo, la saboreaba, respiró profundo y disfrutó del momento.
Tenía que elegir, continuar como hasta ahora o dejarlo todo, uno no puede tener todo en esta vida, pero sí puede elegir que hacer con lo que tenemos y lo que tenía era, o la dejaba para siempre y rompía con todo, o comenzaba una nueva vida. Siempre hay elección, lo complicado es saber que elegir, debería pensar bien que hacer, no dejar nada al azar, mirar bien los pros y lo contras. Lo que sí tenía claro es que ya no había marcha atrás, ya no.

La policía no lo dudó, la carta de despedida lo dejaba bastante claro, Iker había decidido acabar con su vida, llevaba tres días desaparecido y habían encontrado un pantalón suyo en el puerto, que la marea había llevado hasta ahí.
- ¿Seguro que es suyo?
- Seguro, En el bolsillo derecho tiene cosido un símbolo celta, el símbolo de Anam Cara, se lo cosió el mismo - Lloriqueaba Sonia acariciando el pantalón-
- Los buzos continuarán con su búsqueda, pero no prometemos nada, el temporal ha sido devastador.
- Lo entiendo.
El tiempo que siguió fue duro para Sonia, noches de culpa, de por qué lo hiciste. Tiempo de ¿Fui yo la culpable? Y de, quiero morirme si tu no estás, pero nadie se muere y la vida sigue y el tiempo todo lo arregla y se superan todos los problemas, todos menos uno, las mentiras. La mentira es un bicho que se alimenta de más mentiras y del miedo, y va creciendo con la duda y la culpa y cuando crees que todo ha terminado vuelve a aparecer y siempre despierta, tarde o temprano despierta y con ella más mentiras.
La noche se vuelve interminable y sino puedes dormir los monstruos vuelven a aparecer y las pesadillas se repiten y el tiempo de vigilia se convierte en una tortura. Sales a la calle para despejarte, pero los recuerdos están presentes y te persiguen.



"Era una noche de invierno de hace ya tres años,  Iker volvía de una noche de trabajo, se encontraba mal y decidió volver antes de tiempo. Entró en casa y se encontró con la primera mentira: Sonia y ese tío, no sabía quien era, por lo visto no era nadie, pero por lo visto ese nadie le visitaba de vez en cuando, no muy a menudo, no. Era algo distinto, se trataba de alguien a quien Sonia le debía algo, era alguien a quien no podía decir que no. Cuando eso ocurría Sonia se convertía en otra persona, era como si se transformara, Iker lo notaba, era muy de vez en cuando, pero la transformación era completa e incluso se enfadaba sin motivo alguno, Iker cuando notaba esa metamorfosis sabía que pasaba algo, pero no sabía qué, ahora lo había averiguado, ella no estaba a gusto ni quería hacerlo, aunque el placer que experimentaba con esa visita era indescriptible y solo con él lo conseguía, al mismo tiempo le causaba repulsión porque en cierta forma era obligada a realizarlo y se podría decir que era una violación, pero no podía negarse, se lo debía, en su juventud le había sacado de las calles y se veía obligada a satisfacerle cuando a él le apeteciera, quisiera o no.
Segunda mentira: Ya no te quiero y no quiero saber nada de ti. El mundo se le calló encima. Iker sabía que no era así, Sonia le seguía amando y él lo sabía, incluso estaba dispuesto a perdonarle, pero ella no quería y había decidido no volver con él.
Le echó de su casa e Iker se vio muerto en vida y ahora en la calle, no quedaba nada, había perdido a su familia y ahora a su esposa y su vida. Ese mismo día decidió desaparecer para siempre".


Sonia no llegó a perdonárselo nunca, y ella también murió un poco aquel día, pero continuó con su vida, con su rutina, con sus mentiras y con ese amante violador.
El tiempo pasa y la gente se olvida o cree olvidar. Pero ella no olvida y su odio crece y va minando su vida y su alma se pudre y todo lo bueno que tenía se pierde, se convierte en algo que no reconoce, en un monstruo que corrompe todo lo que toca y decide no seguir con la rutina, ya no.
Recibe la llamada.
- Mañana llego, pasaré el fin de semana contigo -anunció su amante violador al otro lado del teléfono-
- No vengas, ya no te tengo miedo.
- Esto no es así, Sonia. La historia no es lo que tu quieras o no -Colgó el teléfono-
  Y llegó el día siguiente y la visita apareció y Sonia le recibió, pero no como el creía que lo haría.
- ¿Que te ha pasado? Dios mío, estás hecha un asco.
Sonia normalmente una mujer muy presumida, ahora sin arreglar, sin peinar y un tanto desaliñada.
- Te lo dije, no pienso acostarme contigo.
- Me da igual lo que tu quieras -Se levantó y fue hacia ella-
Sonia sacó la navaja de grandes dimensiones que Iker le había regalado con el anagrama de Anam Cara y se lo clavó en el esternón, el cuerpo del amante violador calló sobre ella. No se amedrentó y le fue hundiendo más el cuchillo hasta llegar al corazón.
Fríamente , ya no sentía nada y su corazón se había endurecido, lo envolvió en una manta y lo subió al coche. Llevó el cuerpo hasta los acantilados y como pudo lo arrastró hasta el borde y allí lo arrojó.
- ¿Sonia?
- Sí, en que puedo ayudarles.
- Tiene que acompañarnos hasta la comisaría. Tiene que venir con nosotros al depósito, hemos encontrado a su esposo y hay algo que nos tiene que aclarar.
- ¿Iker?
- Sí, alguien vio en los acantilados el cuerpo sin vida de un hombre enganchado a algo y cuando el equipo de rescate se acercó pudieron ver que casualmente el cadáver de su esposo había enganchado milagrosamente al del muerto y una navaja clavada en su pecho con un símbolo.

En ocasiones la venganza va más allá de la vida y la muerte.

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