La muerte enamorada
Sentada sobre la fina arena y el mar rociando su pelo, el sol se despediría hasta mañana en tan solo una hora, la luna parecía eternizarse en su aparición. Las gaviotas aprovechando las cálidas rachas de aire se dejaban llevar y parecían jugar con el viento. Las olas golpeaban suavemente contra la orilla saludando a la bella dama.
Recordaba su sonrisa entre las penumbras del atardecer, en las escaleras del viejo kiosco se besaron por Primera vez, sonando las antiguas baladas y las letras que hablaban de amor no se despegaban de ella, quien puede resistirse a bailar.
Apoyando la cabeza sobre su pecho intentaba escuchar el ritmo de su corazón, algo falló y no podría volverlo a oír.
Entre recovecos se escondían y bajo la luz de las luciérnagas le declaró su amor.
Él le prometió amaneceres y tras el último latido ya no hubo ninguno más.
En estas noches en que la calma es total oía el eco de su voz hablándola, diciendo lo grande que era su amor. Dulces sonatas de primavera, alimentan su pena y escuchan sus plegarias. Flores carmesí nacen de su pecho y voces ocultas trae el viento.
Ya voy amado mio, este es mi último deseo.
Se sumerge en el Agua, esperando que su sangre cubra sus negras aguas, atrae depredadores hambrientos que no dudan en acudir sedientos de sangre.
Siente el roce bajo sus pies. Y la luna de sangre le saluda. Pero la muerte en forma de escualo no llega, parece haberle abandonado, los grandes peces se alejan no desean degustar su carne, sale del agua y maldice su suerte.
Tras la penumbra un joven le pregunta por su pena, que tan grave es que esperar no puede a que la muerte llegue de forma natural.
Ella le explica y él la atiende.- Más grande es mi penar bella dama, que nací solo, no conozco el amor, tú al menos amaste yo no se lo que eso es. Enséñame y así te comprenderé.
- Eso no se aprende, eso se siente. Tan solo alguien que ama comprende.
- ¿Acaso es el amor entre novios más grande que el de los hermanos? ¿Acaso es mayor que el de una madre con su hijo?- Le preguntó el desconocido.
- No, es distinto.
- Entonces si no es mayor, tampoco su pena aumenta y vivir puedes con su ausencia.
- Si tú nunca has amado no comprendes cuanto dolor se siente.
- Yo nunca amé a ningún ser vivo, pero a sus almas las quiero y las cuido.
- No entiendo lo que dices, quien eres.- El joven salio de las sombras y un manto de nubes negras cubrió todo a su paso, las flores se plegaron, los pájaros callaron y la hojas de los árboles cayeron a su paso.
- ¡¡¡YO SOY EL GUARDIÁN Y SEÑOR DE LAS SOMBRAS, EL QUE CUIDA DE LAS POBRES ÁNIMAS QUE CAEN EN LA OSCURIDAD!!!
Un ser salido del inframundo ante ella se postró.
- ¿Crees que algún día yo podre amar como tú?
- Claro y oirás el trino de los pájaros en las mañanas y mil mariposas atravesaran tu pecho y todo te parecerá maravilloso aunque no lo sea y tu sonrisa será perpetua. Pero si tu amada te deja, querrás morir y el mundo se volverá gris y a todo el mundo odiarás y querrás morir cuando algo le aflija a tu amada y cuando no la veas sentirás que el tiempo no pasa.
- No se si quiero eso. El tiempo pasa rápido para los que aman y cuando algo falla o el amor se acaba la tristeza y la pena te acompañan y entonces el tiempo no pasa. Es eternidad el tormento y el infierno, y levedad la alegría y el cielo. No compensa.
- Si compensa, mi triste amigo y aunque ahora mi pena es grande una y mil veces pasaría por este infierno.
El ser se volvió hacia las sombras pensativo.
- Si ese es tu deseo, yo te lo concedo, amarás a tu esposo hasta que el amor abandone a uno de los dos, tan solo una cosa os pido.
- Dime guardián de los muertos.
- Quiero que me dejéis veros, sentir ese amor yo quiero, pero si en algún momento flaquear te veo, te juro, que sufrirás el peor de los tormentos.
Recordaba su sonrisa entre las penumbras del atardecer, en las escaleras del viejo kiosco se besaron por Primera vez, sonando las antiguas baladas y las letras que hablaban de amor no se despegaban de ella, quien puede resistirse a bailar.
Apoyando la cabeza sobre su pecho intentaba escuchar el ritmo de su corazón, algo falló y no podría volverlo a oír.
Entre recovecos se escondían y bajo la luz de las luciérnagas le declaró su amor.
Él le prometió amaneceres y tras el último latido ya no hubo ninguno más.
En estas noches en que la calma es total oía el eco de su voz hablándola, diciendo lo grande que era su amor. Dulces sonatas de primavera, alimentan su pena y escuchan sus plegarias. Flores carmesí nacen de su pecho y voces ocultas trae el viento.
Ya voy amado mio, este es mi último deseo.
Se sumerge en el Agua, esperando que su sangre cubra sus negras aguas, atrae depredadores hambrientos que no dudan en acudir sedientos de sangre.
Siente el roce bajo sus pies. Y la luna de sangre le saluda. Pero la muerte en forma de escualo no llega, parece haberle abandonado, los grandes peces se alejan no desean degustar su carne, sale del agua y maldice su suerte.
Tras la penumbra un joven le pregunta por su pena, que tan grave es que esperar no puede a que la muerte llegue de forma natural.
Ella le explica y él la atiende.- Más grande es mi penar bella dama, que nací solo, no conozco el amor, tú al menos amaste yo no se lo que eso es. Enséñame y así te comprenderé.
- Eso no se aprende, eso se siente. Tan solo alguien que ama comprende.
- ¿Acaso es el amor entre novios más grande que el de los hermanos? ¿Acaso es mayor que el de una madre con su hijo?- Le preguntó el desconocido.
- No, es distinto.
- Entonces si no es mayor, tampoco su pena aumenta y vivir puedes con su ausencia.
- Si tú nunca has amado no comprendes cuanto dolor se siente.
- Yo nunca amé a ningún ser vivo, pero a sus almas las quiero y las cuido.
- No entiendo lo que dices, quien eres.- El joven salio de las sombras y un manto de nubes negras cubrió todo a su paso, las flores se plegaron, los pájaros callaron y la hojas de los árboles cayeron a su paso.
- ¡¡¡YO SOY EL GUARDIÁN Y SEÑOR DE LAS SOMBRAS, EL QUE CUIDA DE LAS POBRES ÁNIMAS QUE CAEN EN LA OSCURIDAD!!!
Un ser salido del inframundo ante ella se postró.
- ¿Crees que algún día yo podre amar como tú?
- Claro y oirás el trino de los pájaros en las mañanas y mil mariposas atravesaran tu pecho y todo te parecerá maravilloso aunque no lo sea y tu sonrisa será perpetua. Pero si tu amada te deja, querrás morir y el mundo se volverá gris y a todo el mundo odiarás y querrás morir cuando algo le aflija a tu amada y cuando no la veas sentirás que el tiempo no pasa.
- No se si quiero eso. El tiempo pasa rápido para los que aman y cuando algo falla o el amor se acaba la tristeza y la pena te acompañan y entonces el tiempo no pasa. Es eternidad el tormento y el infierno, y levedad la alegría y el cielo. No compensa.
- Si compensa, mi triste amigo y aunque ahora mi pena es grande una y mil veces pasaría por este infierno.
El ser se volvió hacia las sombras pensativo.
- Si ese es tu deseo, yo te lo concedo, amarás a tu esposo hasta que el amor abandone a uno de los dos, tan solo una cosa os pido.
- Dime guardián de los muertos.
- Quiero que me dejéis veros, sentir ese amor yo quiero, pero si en algún momento flaquear te veo, te juro, que sufrirás el peor de los tormentos.
Cuentan que en noches de luna llena, dos sombras deambulan por las noches a solas y que un ser de pena llora, al ver ese amor que no entiende, pero añora.
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