Obsesión





El anochecer era como un tapiz de vivos colores, Nicolás miraba la ciudad que le recordaba a ella, bueno en realidad todas las ciudades tenían algo de Cristina, cada rincón y bajo la luz de la noche era un viaje al pasado, viviendo más que recordando cada palabra, cada acento de su voz, cada mirada, cada caricia en su cara.
Dibujando estrellas se conocieron y amarrando a la luna para besarse cada noche y así se despidieron. No pudo olvidarla y en cada esquina la busca y en cada rincón la encuentra. Se despidió con un hasta pronto y nunca volvió, sin un lo siento, sin un porqué, sin un nos volveremos a ver.
Llamadas sin respuesta, esperas eternas, búsquedas en internet y nada, ni una señal que le indicara donde se esconde y tras siete años así se encuentra.
- Ya no buscaré más, he decidido vivir, he decidido volver a amar. Este es el último rincón donde buscaré y si no hay señal será un adiós definitivo. Espero una llamada que me diga algo.- Piensa Nicolás.
Suena la puerta y va a abrir. Es una mujer embutida en un vestido negro. Abre.
La mujer sonríe y entra sin ser invitada.
- Pase usted, está en su casa.- Dice sarcásticamente. No le mira y observa la casa, como si la estudiara. Tiene un cuerpo espectacular y se contonea a sabiendas que la mira. Se para en el ventanal y mira hacia la calle. Gira su cabeza y le sonríe. Además es preciosa, piel morena, ojos verdes y pelo negro.
- No hemos encontrado nada amigo ¿Tan importante es para ti?- La mujer se acerca y pone la palma de la mano derecha en su pecho.- Encontrará otra, ya lo vera. Muchas mujeres estarían encantadas de estar con un hombre como tú.- Su corazón se pone a mil y ella lo capta. No ha vuelto a estar con una mujer desde que ella se fue.
Como por arte de magia la mujer saca una tarjeta y se la mete en el bolsillo de la camisa. Da dos golpecitos en el bolsillo con los dedos.
- Si necesitas algo de mi.- Se acerca al oído y susurra.- Lo que sea. No dudes en llamarme.- Se aleja contorneándose.- El baño está por aquí ¿Verdad?
Nicolás mueve la cabeza afirmativamente. Cuando entra en el baño saca la tarjeta del bolsillo y mira el nombre. "Clara Vargas" Detective privado. Un número de teléfono y un E-Mail. Guarda la tarjeta y espera a que Clara salga.
- Hasta pronto amigo.- Se despide la mujer.
- Espere, usted no es de la agencia que yo contraté.
- Cierto Nicolás, ellos me derivaron a mi el trabajo, no podían atenderle, están muy ocupados ¿Cree que no puedo hacerlo?
- No es eso, pero podían haberme avisado ¿No le parece?
- Eso deberá aclararlo con ellos. Buenas noches.
La mujer se marchó y Nicolás  regresa a sus pensamientos y a la ventana. Ve a Clara que sale del portal y se dirige a un vehículo estacionado enfrente, un A-8 Gris. Habla con alguien que está dentro. Se dirige al otro lado. Clara se da cuenta que le está mirando, arranca el coche y se marchan.
Mira la tarjeta que le ha dado Clara y mientras repiquetea con sus dedos sobre ella piensa en llamar, pero primero llamará a la agencia a la que el contrató.
- ¿Siii? - dice la voz de Aitor Rosales al otro lado de la línea.
- Buenas noches Aitor, soy Nicolás, siento llamarle a esta horas, pero es que he tenido la visita de una tal Clara Vargas que dice que ustedes le encargaron mi caso.
- ¿Y para que íbamos a hacer tal cosa? Estamos tras una pista, pero no queríamos decirle nada hasta estar seguros y además no sé quien es esa señora. Hágame un favor, no hable con nadie ni haga tonterías y mañana hablamos ¿De acuerdo Nicolás?
Nicolás no contestó y colgó el teléfono, acto seguido llamó al número de la tarjeta y nada, tan solo una voz de mujer anunciando que ese número no existía, se lo imaginaba. Estuvo dando vueltas por la habitación durante horas y pensando que hacer y a las 03:36 de la madrugada se dirigió al baño a orinar y ve algo que asoma tras el inodoro, una tarjeta con una dirección, estaba de suerte, se le debió caer a Clara, si ese  era su nombre.
Una hora después se encontraba en el sitio indicado por la tarjeta, ningún A- 8 Gris por las inmediaciones, lo más probable es que estuviera en el garaje del edificio. Esperó pacientemente en la entrada y cuando un vehículo salió aprovechó para entrar en el, mala costumbre, nadie espera a que se cierre. Dio al interruptor de la luz y  ahí estaba el Audi, al fondo del garaje. Una vez se apagó la luz se sentó escondido tras una columna. Fue saliendo gente, pero no Clara y por fin cuando ya estaba a punto de claudicar aparece esa mujer, parecía nerviosa y con prisas, cuando se acerca al coche Nicolás saca su navaja automática y cogiéndole por detrás le pone la punta en el cuello.
- Buenos días ¿Clara? ¿Es así como te llamas o también es mentira?
- Que quiere. Como me ha encontrado.
- Digamos que es usted muy descuidada. Quiero saber por que se hace pasar por alguien que no es. Y seguro que sabe algo de Cristina sino no lo hubiera hecho.
- Está bien, subamos a mi casa y hablemos de Cristina.
- Bien, pero nada de tonterías.
Al entrar una conocida voz pregunta.
- Clara ¿Se te ha olvidado algo?
- ¿Cris? ¿Eres tú? Pero ¿Que haces aquí?
- Muy bien Nicolás, suelte a nuestra agente, sino quiere que le pegue un tiro.-Dijo una voz a su espalda mientras el cañón de una pistola tocaba su cabeza.- Acaba de infringir la orden que tiene de acercarse a menos de 500 metros de su exnovia, además de que está amenazando con un arma blanca a un agente de policía. Queda usted detenido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El mundo a mis pies.

Soy yo.

Las cloacas del mundo.