Piel canela, labios carmesí
Amaneciendo perfumada en labios carmesí, con el viento llega una caricia y en la mirada una sonrisa
Lloviendo de melodías amargas, regando sobre lágrimas serenas esos recuerdos que en la mirada lleva.
Sonetos de dulce pasión escritos están sobre su piel. Llueven estrellas y deseos pide, al universo le dice que larga no sea la espera, que tras la luna llena amanezca, sobre su piel aún fresca, que lirios crezcan en su pecho y corazones amantes en los días relucientes cubiertos de azul pasión.
El perfume de un amanecer dorado, despierta y su boca toca sus labios, pero tan solo es un sueño y ese roce en la piel se ha grabado, pasa por su mente recuerdos aún presentes de vivos colores, de besos y abrazos que no tienen fin.
—Soy la que te besa sin tenerte, la que te recuerda y te anhela, te espera con el color de Lirio y te acaricia con el viento.
Mas siempre algo se pierde con el paso del tiempo, en el silencio del bosque se escuchan los ecos del viento que le llaman, parece un viejo lamento, el bosque late y con dolor recuerda que dos viejos amantes recorrían errantes al son de la dulce melodía del bosque aún encantado, acarician sus manos, abrazan sus almas y las gotas del rocío calman sus ansias.
Bocas de serena melodía de ese latido, sediento lenguaje de amor, sed que en las mañanas calma sus versos, que en sus hojas dejan el rocío de suaves caricias.
Siguen el aroma de sus cuerpos hasta llegar al encuentro a esa aventura que llevan aún en sus labios.
Recogen su alma y se la llevan. Días que llenan de magia, días que solo hay esperanza, días que se escriben para que no se olviden, los amantes siguen, pero las palabras se pierden y vuelan libres.
Rompen los noches, rompen los sueños, rompen lamentos y entre sus recuerdos rompen lágrimas de cielo, como rocío entre sus hojas que beben e impregna su piel canela, bebe de sus lágrimas y tras la tormenta ella le espera, espera en silencio que la noche y su sueño le llegue, para poder soñarle, para que ese sueño le atrape y poder vivir una noche más, un día más con su errante amante, a la que la muerte apartó y ahora esperando tras las cruces ella le canta esta triste canción.
Lloviendo de melodías amargas, regando sobre lágrimas serenas esos recuerdos que en la mirada lleva.
Sonetos de dulce pasión escritos están sobre su piel. Llueven estrellas y deseos pide, al universo le dice que larga no sea la espera, que tras la luna llena amanezca, sobre su piel aún fresca, que lirios crezcan en su pecho y corazones amantes en los días relucientes cubiertos de azul pasión.
El perfume de un amanecer dorado, despierta y su boca toca sus labios, pero tan solo es un sueño y ese roce en la piel se ha grabado, pasa por su mente recuerdos aún presentes de vivos colores, de besos y abrazos que no tienen fin.
—Soy la que te besa sin tenerte, la que te recuerda y te anhela, te espera con el color de Lirio y te acaricia con el viento.
Mas siempre algo se pierde con el paso del tiempo, en el silencio del bosque se escuchan los ecos del viento que le llaman, parece un viejo lamento, el bosque late y con dolor recuerda que dos viejos amantes recorrían errantes al son de la dulce melodía del bosque aún encantado, acarician sus manos, abrazan sus almas y las gotas del rocío calman sus ansias.
Bocas de serena melodía de ese latido, sediento lenguaje de amor, sed que en las mañanas calma sus versos, que en sus hojas dejan el rocío de suaves caricias.
Siguen el aroma de sus cuerpos hasta llegar al encuentro a esa aventura que llevan aún en sus labios.
Recogen su alma y se la llevan. Días que llenan de magia, días que solo hay esperanza, días que se escriben para que no se olviden, los amantes siguen, pero las palabras se pierden y vuelan libres.
Rompen los noches, rompen los sueños, rompen lamentos y entre sus recuerdos rompen lágrimas de cielo, como rocío entre sus hojas que beben e impregna su piel canela, bebe de sus lágrimas y tras la tormenta ella le espera, espera en silencio que la noche y su sueño le llegue, para poder soñarle, para que ese sueño le atrape y poder vivir una noche más, un día más con su errante amante, a la que la muerte apartó y ahora esperando tras las cruces ella le canta esta triste canción.
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