Jaque al rey.
La unidad había atacado en pequeños grupos de combate y todos habían sido reducidos a la nada. Sólo quedaba Esgàire Anndrasdan, o eso creía. Se refugió tras una gran roca desde donde vigilaba al enemigo, no era muy numeroso, pero eran enormes y sus espadas eran tan grandes y pesadas que un hombre de su envergadura no sería capaz de izarla por encima de su cabeza con una sola mano.
Estaba asustado. Por primera vez en su vida tenía miedo, si le veían le darían caza sin piedad. Bajó despacio, deslizándose por la duna que le cobijaba, pero un descuido hizo que la arena se moviera más de lo que tenía previsto y eso alertó al enemigo. Corrió, corrió todo lo que daban sus piernas, pero no sabía si eso sería suficiente, el enemigo era numeroso y más alto que él, aunque eran tan pesados que podría tener una pequeña posibilidad. Se enfundó la espada en la espalda y no quiso mirar hacia atrás. Escuchaba sus flechas pasar atravesando el aire cerca de sus oídos, incluso hubiera jurado que alguna le había rozado la oreja.
Vio el río que atravesaba los campos, estaba aún lejos de él, pero sería su única salvación.
De pronto, escuchó algo que no esperaba, el ruido inconfundible de los cascos de un caballo. Por el sonido pudo adivinar que en cuestión de segundos le daría caza. Calculó el tiempo, previsualizó en su mente la forma y manera en la que le atacaría y se concentró; contó y atacó en el momento preciso. Sacó su daga de la cintura, y sin dejar de correr, estiró el brazo derecho hacia atrás y la daga impactó certeramente en el entrecejo del pobre caballo. Cayó pesadamente haciendo volar a su jinete, que quedó aplastado por su montura, eso generó que el enemigo se desplegara ligeramente hacia los costados, perdiendo velocidad.
De pronto, sintio que algo había cambiado, ya no le perseguían. Su jefe y señor había caído en combate. Un pequeño ser lo había vencido.
Estaba apunto de cruzar el río, frenó su marcha, se giró y vio que el enemigo ya no le perseguía. Atendían a su señor. Esgàire Anndrasdan se sabía vencedor. ¿Cómo un ser inferior había ganado una batalla que parecía imposible de vencer? Sencillo:
Haciendo jaque mate al rey.
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