El gigante Saúl.




... El combate sería a muerte. Nunca una mujer se había atrevido a retar al gigante Saúl y los hombres que habían osado hacerlo habían perecido a los pocos segundos, ni siquiera habían pasado del primer raund. Saúl se acercó, con una forzada sonrisa, a Deva.
—¡Mujer! —Se dirigió a ella de manera burlona—. Dejaré que elijas el lugar.
Deva sin despegar su mirada de la del gigante, no quería que viera la sombra de la duda en sus ojos, se enfrento a él decidida.
—Bien. Será en el campo tras el castro, donde la hierba crece alta, pero será un espacio delimitado, hombres y mujeres harán un corro y ninguno de los dos podrá salir de él. ¿Aceptas? —Deva extendió su mano para firmar el contrato. El gigante la miró al principio desconcertado, luego su boca se abrió enseñando los escasos dientes que le quedaban y mirando a sus hombres echó una estruendosa carcajada, a lo que sus guerreros correspondieron con otra igual, estrecharon sus manos y sellaron el trato —Si yo gano tus hombres desaparecerán de mis tierras, si tú ganas, te las puedes quedar.
—¡Trato hecho, mujer!
Hombres y mujeres guerreras se unieron en un círculo y los dos contrincantes se adentraron. Sacaron sus espadas y Deva dio unas cuantas estocadas al aire para calentar los brazos, el gigante se posicionó en el centro seguro de su victoria, nada podía hacer contra él, era más alto y sus brazos impedirían que ella rompiera su guardia. Él podía atacar con facilidad.
Deva se acercó a Saúl y le hizo entender que estaba preparada. El soldado que ejercía de juez hizo la señal para que la pelea comenzara.
Saúl atacó primero y Deva se alejaba con facilidad, cada vez que el gigante intentaba atacar, Deva se desplazaba esquivando, sabía que no podía acercarse a él, por lo que su única posibilidad era seguir esquivando, por otra parte, había elegido el campo de hierba porque al ser él más alto los desplazamientos en ese terreno son más costosos para alguien así, y el circulo cerrado hace que no sea una persecución constante y se vean obligados a caminar en círculos, algo que hace que él se canse antes, además de ser más lento un ser tan grande. La estrategia para combatir contra alguien más grande es simple, esquivar, contraatacar y retirarse rápido.
Tras varios envites Deva atacó a las piernas del oponente, dando en el blanco, el gigante cayó, pero se supo defender, debido a su envergadura y se volvió a poner en guardia, entonces comenzó su calvario, sabía de su estrategia y dejó de perseguirla, atacando de forma ruda y retirándose, algo que le fue más propicio a Deva que lo esquivaba con más facilidad y contraatacaba como una avispa a sus extremidades hasta que cayó cansado de rodillas. El impacto de una patada circular en la cara del gigante fue brutal, éste apoyó sus manos para no caerse y la espada de Deva le atravesó el cuello de lado a lado.
Se hizo el silencio.

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