Cuenta la leyenda.




Cuentan historias de amores imposibles, de almas encerradas en las mazmorras del recuerdo, de vidas consumidas por el pecado y la pasión.
Cuentan leyendas sobre almas unidas y separadas por el tiempo, que un día fueron hombres y mujeres y ahora yacen en el olvido y la desesperación.
Cuentan de vidas que separarse no pueden, que una maldición les llevó a estar por siempre juntos hasta que la luna muera.
Cuentan de ánimas que sufren en tierras extrañas y que olvidarse de lo que una vez fueron no quieren.
Cuentan que cada noche mueren, y tras el alba desaparecen, y que a la luna piden que su alma libere.
Cuentan que dos corazones laten unidos y separados mueren, cuentan que recorren juntos el camposanto y que si alguien viene, al viento escucharán aullar, y a la luna susurrar sus nombres pueden.
Cuentan que cada noche sus labios unen y al llegar el día se pierden, que en el breve instante, cuando el día y la noche se reparte, sus cuerpos se ven y sus miradas se funden al instante.
Cuentan que en vida sufrieron, pero más en la muerte, que fue un amor imposible, que estaban muertos antes de conocerse.
Al llegar la noche, y con la luz de la luna, dos sombras tristes deambulan entre las mazmorras de sus tumbas. Dos cuerpos ingrávidos parecen caminar, pero sus pies no tocan el suelo y su mirada es triste. 
Y cuando la luna se oscurece entre la tierra y el sol, sus almas se encuentran, sus labios se besan y sus manos se rozan. Es el tránsito entre la vida y la muerte cuando se ven y sus cuerpos sienten.
Cuentan que se les escucha llorar y que cada vez que la luna de sangre asoma, sus cuerpos toman forma y se les ha visto unirse entre sus tumbas, hasta que la luz del sol asoma.

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