EL RÍO ( V )


Sobre el cielo se dibujaban cinco figuras, los buitres sobrevolaban el río, como nubes negras, presagiaban una negra tarde. Descendieron como aviones, agrupados y en escuadrón. Los perros habían hecho preso al primer buitre y lo estaban destrozando, tres jabalíes se peleaban con otros tantos perros y el zorro y el tejón aprovechaban la confusión para dar buena cuenta del toro caído.
- Esto cada vez está peor.- Comentaba Natalia.
El calor en la caravana era insoportable, no se atrevían a abrir las ventanas más que un par de dedos. Ahora los mosquitos parecían haberse vuelto locos y no esperaban al atardecer para ensañarse con ellos. Natalia se había cambiado de camisa, la anterior la había empapado por completo y había decidido cambiársela porque había notado las miradas lascivas de Carlos, lo mismo había hacho con su hija. Ahora volvía a estar completamente empapada.
- Señora.- Dijo Carlos exhausto, tanto por el calor como porque había perdido mucha sangre y no lo había repuesto debidamente ya que apenas habían comido.- tiene que sacarnos de aquí, da igual si la rueda está pinchada o no, sáquenos de este puto manicomio.
- De aquí no se va nadie por ahora, hay que esperar a Mikel un poco más.
- ¿Un poco más mama? No ves que no va a volver, que llevamos dos horas aquí y esto no hay quien lo soporte y ese tío estaba loco y se ha suicidado.
- Haga caso a su hija señora.
- Callaos los dos. He dicho que esperaremos un poco más y eso haremos.
- ¡MIRAD!- Gritó Aitor.- El río se está desbordando, dentro de poco no vamos a poder salir de aquí.
El agua comenzaba a anegar las tierra, un vez que entraba en tierra el agua enseguida inundó la explanada, pues tenía cierta inclinación hacia la carretera y las tierras adyacentes comenzaron a anegarse, huertas y prados pronto serían dominios de los monstruos del río, los animales terrestres seguían en su lucha por la comida ajenos al peligro que les aguardaba, los animales pequeños fueron los primeros en salir corriendo y algunos subieron a la caravana. Un koipu se coló por una de las ventanas abiertas.
- ¡¡¡AAAAHHHH!!!- Gritó Sandra al ver al animal.- Una rata gigante. ¡MAMA!
- Tranquila.- Dijo Aitor.- No es una rata es un koipu, es de la familia de los castores, no hacen nada si les dejas en paz.
De repente el koipu saltó hacia Aitor, subió por su pierna y este instintivamente la apartó de un puñetazo.
- maldita rata sucia.- Aitor saltó sobre ella aplastándola.
- ¡ Puajjj! Que asco.- Dijo Sandra poniendo la cara como si acabara de comerse un limón.- Es un koipu y no hacen nada.- dijo irónicamente.- Hoy todos los animales son peligrosos chaval.
- Aitor, me llamo Aitor.- Dijo mientras le ofrecía la mano.
- No te molestes chaval, de estas no o vas a sacar nada.
Sandra miró a Carlos durante unos segundos, se acercó a Aitor y dándole dos besos le dijo.- Sandra, encantada.
- Ahora si que es imposible salir con la caravana, el río a convertido todo en un lodazal, y si continúa así pronto vamos a salir flotando de aquí.- Dijo Natalia.
Los animales se iban retirando poco a poco. Un perro subido al toro se peleaba con un buitre y los demás viendo que el agua seguía subiendo se alejaban, los buitres seguían dando buena cuenta del toro y los peces se iban haciendo con el dominio del lugar y cada vez se iban sumando más ejemplares.
A los pocos minutos no quedaba ningún animal terrestre y a los buitres dejó de interesarles el toro, cuando el nivel del agua subió tanto que los peces se hicieron cargo de el.
El nivel del agua ya había alcanzado la parte superior de las ruedas da la caravana. El automóvil de Mikel comenzaba a moverse por el agua.
En ese momento el jeep del bar, remolcando una barca, atravesaba el camino de tierra al otro lado de la carretera y cogiendo velocidad atravesó la carretera y bajó a toda velocidad hasta el agua. Siguió camino hasta que quedó sumergido en el agua y la barca quedó con su carro en el agua.
- Mamá, mira.- Señaló Sandra hacia el camino.- Alguien ha traído una barca y viene hacia aquí.
- Crías Dios mio.- Suspiró Natalia.- Por fin ayuda.
- ¡EH!- Dijo Aitor señalando hacia el hombre de la barca.- ¿Ese no es el tío ese que estaba con nosotros?
- ¡ SIIII ! mira mamá, es él , lo ha conseguido.
Mikel avanzaba lentamente por el agua. No quería llamar la atención de los peces.
- Venga tío.- dijo Aitor.- A que esperas. Más rápido.
- No puede ir más rápido.- Dijo Carlos.- si fuera más rápido los peces se darían cuenta y le atacarían. Hay que reconocerlo, ese tío tiene los cojones bien puestos, no se como lo ha conseguido, pero me alegro por él y por nosotros.
Mikel apenas rozaba el agua con los remos, los introducía lentamente y avanzaba muy despacio, eso y la corriente hizo que fuera avanzando despacio, pero consiguiendo llegar.
Se agarró a una de las ventanas y tiró de ella hasta que arrancó los enganches.
- Venga, salid por aquí.- dijo mientras extendía su brazo.
Uno a uno fueron saliendo hasta que tan solo quedó Carlos.
- ¡ EH ! Tíos ¿ Me vais a dejar aquí?
- No me tientes.- Dijo Mikel. - Con las ganas me quedo.
Mikel se introdujo en la caravana e indicó a Aitor que aguantase con fuerza la barca agarrando la ventana. Enganchó a Carlos y le ayudó a atravesar la ventana y pasar a la barca y seguidamente pasó él.
- ¿ Como lo has conseguido Mikel ?- Le dijo Natalia.- Te dimos por muerto, pero ¿Que te ha pasado? Estas lleno de sangre, te han destrozado.
- Las malditas ratas.
- ¿ Las ratas? ¿Donde?
- Cuando vi a aquella mujer salir del agua me acordé de que cuando era niño había una leyenda acerca de gente que vivía en la cueva de la cascada, por supuesto sabía que era un cuento pero, pensé ¿Y si en verdad existe ese lugar? Y decidí arriesgarme, sabía que el río seguiría creciendo y había que hacer algo, así que me arriesgué.

"Encontré la cueva. Al principio todo iba bien, pero según me adentraba iba perdiendo visibilidad e iba a tientas, cuando de repente noté que había algo a mi alrededor. Cientos de ratas corrían hacia mi, subían por mis piernas y brazos, intentaba deshacerme de ellas, pero era imposible, cada segundo que pasaba se acercaban más, salí corriendo hacia el agua ora vez y cuando entré en ella las ratas me dejaron, entonces decidí volver a intentarlo, salí corriendo hacia delante y cuando me atacaron me defendí como pude , pero seguí avanzando,no podía rendirme, ahora ya no, noté cada dentellada que las ratas me daban, cada una de ellas me arrancaba un trozo de carne. Seguí corriendo hasta que vi luz al final de la cueva, salí a la luz por un hueco muy estrecho que daba justo al lado del caserío, mientras las ratas seguían dando buena cuenta de mi. Al salir tapé con una gran piedra el hueco y las ratas que salieron conmigo escaparon, fui hasta el caserío y cuando vi lo que estaba pasando en el río, pensé que sería útil una barca y casualmente en el caserío tenían una, la enganché en el todo terreno que tenían aparcado, busqué las llaves, las busque por todo el bar, pero al no encontrarlas supuse que estarían en uno de los bolsillos del dueño, efectivamente las tenía, tuve que hacer un gran esfuerzo, pues los cuerpos están comenzando a descomponerse y el hedor es insoportable y los insectos y otros bichos están haciendo un buen trabajo con sus cuerpos. Y eso es todo. El resto ya lo conocéis".

- Dios mio, Mikel estas hecho un desastre, te faltan trozos de dedos y carne por todo el cuerpo, no puedes seguir así. Descansa, ahora nos toca a nosotros.- Dijo Natalia.
- Bien hecho.- Dijo Carlos.- Ahora a ver como salimos de aquí. Deberíais dejar que os ayude.
- Si, es lo mejor.- Dijo Mikel.- Nos vendrá bien tu ayuda, pero recuerda que te vigilo, no me fió de ti.
- Y harás bien.- Dijo enseñando una gran sonrisa.

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