Un extraño sonido
- Bueno Antonio, está todo bien.- Se dijo así mismo.- Venga viejo estúpido, vuelve a la cama, habrás tenido un mal sueño.
Dejó la bata, las gafas y al apagar la luz otra vez, era un suave sonido, como si alguien se estuviera echándo algún perfume, el ruido que se produce al presionar un frasco de colonia.
- El baño.- Pensó.- No he mirado ahí.
Se volvió a levantar. Otra vez el mismo ritual. La luz, las gafas, las zapatillas y la bata. Fue hasta el baño. Encendió la luz y nada. Miró los frascos y se encontraban todos en orden. Apagó la luz y de repente se dio cuenta. Faltaba uno. El de su mujer. El frasco de colonia que usaba su mujer. Cuando ella murió él no quiso tirarla y la tenía en el mismo lugar que lo había dejado y ahora no estaba. Lo buscó por todo el baño y nada, no aparecía.
- Mañana lo buscas. Será lo mejor, ahora descansa estas nervioso.
Se acostó siguiendo el ritual y al apagar la luz se quedó escuchando atento y al cabo de unos segundos otra vez. ( ppssshhh )
No se atrevió a moverse, volvió a sonar y ya no solo fue el sonido, ahora también lo olía.
Ya no podía dormir.
- ¿Eres tú? Has vuelto. Que quieres de mi.- Dijo en voz alta Antonio a la oscuridad y el sonido dejó de oírse.
Se levantó y esta vez no hizo lo mismo. Estaba nervioso y no podía pensar. Encendió todas las luces de la casa y buscó por todos los rincones la colonia. Dos horas después estaba exhausto y se volvió a la cama dejando caer la bata en el suelo. Esperó y al cabo de unos minutos se durmió, pero poco le duró, diez minutos después otra vez el maldito ruido. ( Ppssshhh)
- Eres tú verdad, no me vas a dejar en paz. Te juro que no lo quise hacer, fue un accidente, yo te quería y te sigo queriendo.
Ppsshhhh. El olor cada vez era más fuerte.
El miedo se instaló en su cuerpo. El corazón le iba cada vez más rápido y ya no era capaz de conciliar el sueño. Se levantó nervioso, ya no se puso las gafas, no encendió la luz y se olvidó que había dejado caer la bata en el suelo, resbaló cayendo de bruces. Escuchó de nuevo el sonido y su olor muy cerca.
- ¡Perdóname! - Gritó y su corazón dejó de latir.
Dejó la bata, las gafas y al apagar la luz otra vez, era un suave sonido, como si alguien se estuviera echándo algún perfume, el ruido que se produce al presionar un frasco de colonia.
- El baño.- Pensó.- No he mirado ahí.
Se volvió a levantar. Otra vez el mismo ritual. La luz, las gafas, las zapatillas y la bata. Fue hasta el baño. Encendió la luz y nada. Miró los frascos y se encontraban todos en orden. Apagó la luz y de repente se dio cuenta. Faltaba uno. El de su mujer. El frasco de colonia que usaba su mujer. Cuando ella murió él no quiso tirarla y la tenía en el mismo lugar que lo había dejado y ahora no estaba. Lo buscó por todo el baño y nada, no aparecía.
- Mañana lo buscas. Será lo mejor, ahora descansa estas nervioso.
Se acostó siguiendo el ritual y al apagar la luz se quedó escuchando atento y al cabo de unos segundos otra vez. ( ppssshhh )
No se atrevió a moverse, volvió a sonar y ya no solo fue el sonido, ahora también lo olía.
Ya no podía dormir.
- ¿Eres tú? Has vuelto. Que quieres de mi.- Dijo en voz alta Antonio a la oscuridad y el sonido dejó de oírse.
Se levantó y esta vez no hizo lo mismo. Estaba nervioso y no podía pensar. Encendió todas las luces de la casa y buscó por todos los rincones la colonia. Dos horas después estaba exhausto y se volvió a la cama dejando caer la bata en el suelo. Esperó y al cabo de unos minutos se durmió, pero poco le duró, diez minutos después otra vez el maldito ruido. ( Ppssshhh)
- Eres tú verdad, no me vas a dejar en paz. Te juro que no lo quise hacer, fue un accidente, yo te quería y te sigo queriendo.
Ppsshhhh. El olor cada vez era más fuerte.
El miedo se instaló en su cuerpo. El corazón le iba cada vez más rápido y ya no era capaz de conciliar el sueño. Se levantó nervioso, ya no se puso las gafas, no encendió la luz y se olvidó que había dejado caer la bata en el suelo, resbaló cayendo de bruces. Escuchó de nuevo el sonido y su olor muy cerca.
- ¡Perdóname! - Gritó y su corazón dejó de latir.
Cuando la asistenta lo encontró al día siguiente, escuchó un sonido peculiar y el aroma de una fragancia que provenía de debajo de la cama. Miró y un pequeño ratón jugueteaba con un frasco.
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