Un libro, mi maginación y una historia de ¿amor?



He paseado miles de veces por la parte vieja de mi ciudad, y hoy es el día que me parece descubrir cosas nuevas a cada paso que doy. La mañana estaba gris, pero no parecía que fuera a llover. Cada tienda tenía un sabor especial, un olor único. Conocía cada rincón, pero siempre veía algo nuevo y cada comercio me transportaba a un momento y un destino distinto, ya conocéis mi imaginación en ocasiones me juega malas pasadas.
Pero aquél día algo me llamó la atención. Era un pequeño comercio, una tienda muy antigua, la había visto en infinidad de ocasiones, pero nunca me había parado en su escaparate.
Parecía una librería muy antigua, suelo de madera y las paredes parecían no haberse pintado en mucho tiempo, eso si, parecía muy limpia. La puerta, también de madera, con el centro de cristal y el escaparate no muy grande, en el reposaban varios libros de aspecto muy viejos y otros utensilios que te hacían ver que no se trataba exactamente de una librería , sino que era algo así como un mercadillo ¿quizá se tratara de cosas usadas? Me decidí a entrar, no me pregunten por qué, ni yo lo se.
Al abrir la puerta, una campanilla situada en la parte superior de la misma, anunció mi llegada.
- Buenos días.- Me atreví a decir.
Nadie contestó y después de un minuto decidí echar un vistazo a su interior.
En las estanterías se acumulaban muchos y distintos utensilios, pero lo que realmente había eran libros.
Llamé en repetidas ocasiones con un timbre situado en el mostrador, pero nadie se acercó, entonces decidí mirar en la trastienda. Pensé que probablemente la que regentaba el local fuera una persona mayor y no oyera el timbre, también pudiera ser que le hubiera pasado algo, incluso fui más lejos en mi imaginación ¿ Y si alguien la o le estuviera haciendo algo e incluso pudiera ser un atraco? Entonces escuché un fuerte ruido y la voz de una mujer gimiendo.
Entré decidido, agarré lo primero que vi, un viejo rifle, entré gritando y empuje la puerta con el hombro, no estaba cerrada del todo, y grité. " DÉJALA EN PAZ HIJO DE PUTA".
Entonces vi, para mi sorpresa una mujer semidesnuda y un hombre con los pantalones bajados entre cientos de libro que se habían caído de una estantería y los dos al verme llegar me miraron sorprendidos, ella gritó al verme arma en mano y acto seguido me lanzó uno de los libros, el libro pasó rozando mi oreja izquierda y el hombre se levantó mientras se subía los pantalones.
- Pero que coño... Quien le manda entrar aquí.
Yo hice lo único que se me ocurrió, arrojé el arma al suelo y dije.
- Perdón, casualmente este que me ha lanzado es el libro que andaba buscando. Que pasen un buen día. Y salí de la tienda corriendo mientras el hombre me perseguía agarrándose los pantalones.
Eso si, yo soy un caballero y dejé un billete en el mostrador para pagar el libro.
- Quédense con las vueltas.- Dije mientras corría.

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