Un mal presentimiento.




Es esa sensación de que algo no está bien. Hay algo en el ambiente que te advierte.
Estaba de espaldas a ellos. Llevaba poco tiempo en el negocio y el señor Freeman me dejó ir con ellos, pero no debía tomar parte. Me mantendría al margen. Mi único trabajo era que nadie se acercara.
Era una noche clara y la temperatura era agradable; soplaba una agradable brisa de sureste.
Clarck, steephen y john seguían al señor Freeman.
Un coche con los faros apagados se acercó. De él se bajaron tres tipos que parecían salidos de la película Rocky, y tras ellos un hombre bajito, pero vestido con mucho estilo, era alguien al que ya había visto con anterioridad.
La tensión se palpaba, me dije a mí mismo que eso que sentía era debido al trabajillo, pero mi instinto me decía que había algo más. Yo le quise advertir al señor Freeman, pero me dijo que hiciera mi trabajo y que dejara el resto para los mayores.
El hombrecillo se arreglaba el traje de manera sistemática, como si no fuera de su talla, pero le quedaba como un guante, estaba confeccionado por un sastre, eso se notaba. Freeman se acercó y estrecharon las manos. Se dirigieron al maletero del mustang plateado del hombrecillo y sacaron un maletín que se lo entregó al señor Freeman, este a su vez hizo lo mismo con su maletín. De pronto vi algo que me inquietó, unas sombras se movían en la oscuridad. Quise advertir, pero todo sucedió muy deprisa. La pasma entró disparando, sin avisar, siempre tienen que gritar que son polis, al menos eso es lo que nos cuentan, pero no lo hicieron. Me vi envuelto en un tiroteo, donde todos eran sospechosos. Yo no llevaba arma, así que corrí a esconderme, cuando el estruendo terminó yo era el único superviviente.
El señor Freeman siempre me decía que este es un país de oportunidades, y que si el destino te ofrece la mano tú tienes que coger el brazo y, eso fue lo que hice. Me quedé con el mustang, el dinero y la coca. Huí del estado y me instalé aquí. Soy el nuevo señor Freeman.
Ahora nos dirigimos a una transacción parecida a la de aquella noche y él, que me recuerda a mí en aquella época, dice que tiene un mal presentimiento. Así que doy media vuelta. Esta noche no habrá negocios.

En la entrada a los pabellones la policía esperaba entre las sombras.
—Creo que nos la han jugado, aquí no se ha presentado nadie. Alguien se ha chivado, creo que hay un topo entre nosotros.

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