Santuario Natural.
La oscuridad de la cueva era casi total. Podía sentir el frío tacto del aire, y las humedad de las paredes que la envolvía. El oxígeno estaba viciado por llevar tantos siglos encerrado, pero no tenía miedo. Era consciente de que era el primer ser humano que violaba ese santuario natural, que había estado escondido durante tanto tiempo. Encendió la lámpara frontal, pues la linterna no le proporcionaba la suficiente luz para poder observar ese milagro de la naturaleza. Las estalactitas y estalagmitas se repartían por una gran bóveda que parecía no tener fin. El goteo constante del agua había formado un gran lago lechoso. María lo acarició. Estaba frío, muy frío. Le hubiera gustado bañarse en él. Imaginó a esos seres, que habían vivido hace milenios en ese lugar, entrando en el agua.
Algo llamó su atención, en una pared, había unas manos dibujadas en posición negativa indicando, seguramente, que existía algún peligro y desistió de hacerlo.
Colocó la suya sobre el dibujo, era una silueta pequeña, del tamaño de las de ella. Quiso creer que habían sido hechas por una mujer. Cerró los ojos e intento imaginarla.
Algo sucedió cuando lo hizo. Sintió el cálido tacto de una mujer miles de años atras.
Le estaba dejando un mensaje. Abrió los ojos y por un segundo pudieron mirarse cara a cara. Ambas sonrieron.
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