Solo.




No sabes qué es la soledad hasta que estás dentro. Y no hablo en plan metafórico, sino que hablo de aquel agujero al que fui a parar. El maldito aguacero me pilló a medio camino de la civilización. Había salido a pasear por el monte como un dominguero cualquiera y al regresar tras estar toda la mañana caminando, me pilló la maldita lluvia. El maldito móvil no me avisó. Ese es nuestro error, el de estos tiempos. Antes mirábamos al cielo y si no te daba buenas vibraciones te quedabas en casita comiendo palomitas y viendo una película de las de domingo por la tarde, con siesta incluida, pero ahora confiamos demasiado en estos cacharros.
Vi un agujero en la roca, ni siquiera llegaba a ser una cueva, era un maldito agujero o eso me pareció. La lluvia arreció junto con el viento lo que hizo que reculase y al hacerlo caí por él. Sentí un tremendo golpe en la espalda. Me levanté pensando que me habría roto algo, pero lo único que me había roto era el móvil.
Pasaba el tiempo y me iba desesperando, pues nadie sabía dónde me encontraba. Comencé a pensar y caí en la conclusión de que estaba solo, que nadie me echaría de menos, que a nadie se le ocurriría pensar en mí. Mi familia no quería saber nada de mí. No había formado ningún hogar, ni siquiera una pareja que me echara de menos o que me esperara a la hora de comer o que me enviara un mensaje.
Mientras vivía tranquilo no me preocupé por la compañía, pensé que no era importante, que era una persona solitaria, pero que nunca me había sentido solo. Ahora me daba cuenta de que sí, que lo estaba y que probablemente moriría ahí, y que jamás se enterarían de que había existido.
Me senté resignado a dejarme llevar, cuando escuché algo. Alguien subía por un lado de la cueva. Una luz apareció ante mí. Era una pareja que venían de algún lugar y estaban tan perdidos como yo. Ya no estoy solo, ahora comparto mi soledad con otras dos personas, viajando a través de un entramado de túneles que no nos llevan a ningún lado. El hambre me está venciendo, les miro y creo que pronto me veré obligado a continuar solo.

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