Promesa eterna
Se encontraban sentados en el acantilado, el mar golpeaba con fuerza sobre las rocas y el cielo parecía romperse y quebrarse en cada rayo, el agua caía con fuerza y tras cada trueno el suelo parecía seccionarse. - Yo, Aritz juro que te amaré mientras viva. - Yo, Naikari juro que te amaré eternamente. Justo en ese momento el cielo parecía que iba a saltar en mil pedazos. Un rayo chocó contra un árbol que había crecido milagrosamente en el acantilado, estalló partiéndose en dos y madera y rocas se fragmentaron, chocaron en el aire cayendo donde se encontraban los dos enamorados, con tan mala suerte que Naikari se precipitó hasta el agua. Tuvo que ser los equipos de emergencia quienes sacaran a Aritz del lugar. - Has tenido suerte chaval.- Le decía el médico de la ambulancia.- Alguien que pasaba por allí haciendo fotos de la tormenta ha visto que te estaba dando un ataque y ha llamado, sino no lo cuentas. - Aritz lloraba desconsolado, no podía articular palabra. A