Okupas
Pamplona. Ahí no trabajé, estuve viviendo en unos pabellones ocupados con un grupo de gente que reivindicaban muchas cosas, pero que lo único en que pensaban era en no trabajar, y vender y fumar marihuana. No creía que encontrase a nadie, tan solo ver que había sido de los pabellones. Unos grandes almacenes estaban en su lugar, habían despejado todo alrededor y ya no se parecía en nada al lugar donde pasé un tiempo, fumando hierba y haciendo el amor sin nada más de que preocuparme. Lo cierto era que quizá fuera una de las épocas más sencillas, pero a la vez más felices de mi vida. « "Neth. Así la llamábamos, era una muchacha delgada, llevaba tatuados los brazos, piernas y pecho, un montón de piercings y una cinta roja en la cabeza recogiendo el pelo. Se dedicaba a hacer malabares en el metro. Su padre, un rico adinerado Turco, le había pagado los estudios de arquitectura en España, cuando al poco tiempo de llegar conoció a una chica que le instruyó en la noche espa